Al igual que hablamos en otra ocasión de la provincia de Guadalajara y el aumento de ganaderías de bravo en su provincia, Albacete es otra de las que da cobijo a hierro de bravo de gran importancia en el panorama taurino nacional. Divisas como Samuel Flores, Daniel Ruiz, los Chospes, Las Ramblas, Sonia González o El Pizarral son algunas de las que pastan y le dan fuste a una provincia muy vinculada al toro bravo.
Hay que recordar que los toros siempre han estado muy arraigados a esta tierra a pesar de todos los avatares e intento de prohibiciones a nivel nacional, como se puede comprobar a lo largo de la historia. Ya Alfonso X “El Sabio” en el siglo XIII, en sus famosas Partidas, hizo disposiciones en contra de la fiesta de los toros, al igual que con la llegada en 1700 de los Reyes Borbones, procedentes de Francia, que no aprobaban estas costumbres hispanas.
Pero no fueron los únicos, destacando las bulas papales de Pío V, Gregorio XII, Sixto V y Clemente VII, que intentaron derrocar este espectáculo, amén de las muchas oposiciones a la tauromaquia de juristas y gobernadores que intentaron, sin éxito, eliminar una tradición muy arraigada en la península. Gracias a las costumbres y tradiciones de los pueblos, hemos llegado a nuestros días con este taurinísmo en España, exportado a la vez a otras naciones como Portugal, Francia, México, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Colombia.
Pero dentro de la provincia hay una ganadería muy particular, se trata de la de El Pizarral, propiedad Jaime Fernández Graciani, un ganadero que sabe de la dificultad del momento, pero que también es consciente del reto que tiene por delante. Una ganadería que sigue manteniendo la esencia de los toros de Samuel Flores, con sangres como las de Tassara o José Luis Osborne, encastes que añadió al existente de Gamero Cívico.
Como dato a tener en cuenta, su padre tuvo a Pío García, el que fuera mayoral de Samuel Flores a finales de los años 60, como amigo y socio, haciendo crecer junto a él una ganadería que actualmente está en proceso de recuperación. Actualmente, la vacada está compuesta por 90 vacas de vientre, un número idóneo para el momento en el que vivimos. Pero para conocer la historia en profundidad había que hablar con un ganadero que se sabe a pies juntillas la historia de la vacada.
“Mi padre es un gran aficionado al toro, viene de una familia muy humilde, pero por circunstancias de la vida se topó con el que había sido mayoral de la ganadería de Samuel Flores a finales de los años 60, que era Pío García. Se hacen muy amigos y socios con un hato de vacas llamado “El Piojar”, y comienzan a vender astados para los pueblos de la zona, algo que les dio popularidad entre los pueblos vecinos, comprando en aquellos años vacas de Tassara y de José Luis Osborne”.
“Finalmente, Pío se queda trabajando con mi padre de empleado hasta que él se jubila y se marcha. Pese a todo ello, mi padre sigue con la andadura como ganadero, comprando años más tarde la ganadería de El Pizarral, un hierro hecho con vacas de Samuel Flores, propiedad de la empresa de la plaza de toros de Madrid. Casualidades de la vida, dicha ganadería había sido gestionada por Pío cuando aún estaba con Samuel”.
GALERÍA: PABLO RAMOS