Juan Ortega es sin duda uno de los toreros con mayor gusto del escalafón de matadores de toros, un espada que bebe las fuentes del toreo sevillano, pero que no oculta su admiración por otro tipo de toreros que nacieron más allá de la capital hispalense. Afincado en Córdoba para cursar los estudios universitarios, Juan Ortega se empapó sé su cultura y de esos toreros que le hicieron grande. Un espada que fue poco a poco encontrando su sitio, primero como novillero y luego como matador de toros.
Una provincia donde se sintió como en casa, allí debutó con los del castoreño y tomó la alternativa. Córdoba y Pozoblanco fueron esas plazas donde en 2011 y 2014 dio esos pasos para seguir soñando con esa meta que ahora toca con los dedos. Un espada ligado a su tierra, a sus tradiciones, amante de un concepto del toreo que siempre han defendido sus aficionados. Pero Juan también tiene un trocito de su corazón en Camas, allí debutó como becerrista el 15 de abril de 2006, en una placita muy cerca de esa Pañoleta, donde toreros como Romero, Camino o Emilio Muñoz pegaron lances al viento.
Sería en plena pandemia cuando Juan Ortega cincelaría la faena que le cambio la vida, fue ante un animal con el hierro de la V de Veragua en Linares, un toro con un ritmo sostenido perfecto para acariciar su embestida. De ahí su carrera tomó otro cariz, se empezó a anunciar con las figuras, siendo uno de esos toreros predilectos de los aficionados que buscan ese toreo de caricia y armonía, de improvisación y arrebato.
Juan Ortega es también fiel a los suyos, amigo de sus amigos, por eso siempre ha mantenido en su cuadrilla a ciertos toreros que estuvieron con él desde el principio. Entre ellos Pepe Luis Vargas, hombre de confianza del espada sevillano, al cual nunca ha dado de lado pese a ser apoderado por casas importantes. Ahora es José María Garzón quien lleva su carrera, estando Vargas más enfocado la preparación del torero.
Otros dos nombres muy ligados a su trayectoria son Jorge Fuentes y Ángel Muñoz ‘Perico’, dos subalternos de su total confianza, entrando este año Miguel Ángel Sánchez. Unos hombres de plata que siguen ejerciendo sus labores a la perfección, algo que valora un torero que busca que lleven siempre al toro pulseado, sin violencia. Ortega gusta de hacerlo todo despacio, de ahí que sepa que lo fundamental en una lidia la suavidad.
Respecto a los hombres de a caballo, José Palomares sigue en la cuadrilla del torero sevillano, entrando posteriormente Manuel Quinta tras la salida de Óscar Bernal a la cuadrilla de José María Manzanares. Como mozo de espadas sigue estando José Javier Cortés, mientras que en la faceta de ayuda le sigue acompañando Mario Cortés.