Ya han viajado a la localidad francesa de Céret los imponentes astados de la divisa abulense de José Escolar, una ganadería que tendrá en el coso galo su cuarto compromiso de la temporada. Será el próximo domingo 16 de julio con un cartel conformado por Álvaro de la Calle, Fernando Robleño y Gómez del Pilar. Hay que recordar que el madrileño sufrió una fuerte cornada en Pamplona, precisamente por un toro de esta ganadería, estando en el aire su comparecencia.
Pero no es la primera corrida que mata de este hierro, ya que Robleño es todo un especialista con esta ganadería, matando prácticamente la camada cada año. Otro de los toreros que nunca ha rehuido esta ganadería es un Gómez del Pilar que viene de triunfar con ellos en Las Ventas, mientras que Álvaro de la Calle ha conseguido subirse a carro de este tipo de corridas tras la oportunidad del pasado año en Arles.
“Los del patrón don José Escolar para Ceret, al parecer ninguno va con las famosas reatas de la “C” y “CH”, ya veremos qué de momento se mira mejor presentada que la de Pamplona…”, comentaba en sus redes sociales Miguel Ocampo, obteniendo a las pocas horas una respuesta contundente por parte de la ADAC de Ceret: «En el camión marchan hacia Céret un ‘Castellano’, un ‘Confirtero’ y un ‘Carasucia’.
En el camión en marcha hacía Ceret hay un Castellano, un Confirtero et un Carasucia.
— ADAC Céret de toros (@AdacCeret) July 10, 2023
Una corrida de tremenda seriedad, de pavorosas defensas, que fue embarcada hace pocas horas. Un toro al que hay que hacerle las cosas perfectas tanto en la plaza como en el campo, de ahí que en el embarque se vivieran momentos de tensión. Cualquier fallo podría haber provocado una cornada quedando inutilizado para la lidia. También hay que tener cuidado con que no derroten, ya que de hacerlo y escobillarse los pitones hubieran tenido problema para pasar el reconocimiento.
Aquí las sombras son importantes, de ahí que todo se haga despacio, sin aspavientos, con el tono calmado ante unos animales que reconocen las voces y los olores. Con los animales en los corrales junto a las cabestras hubo un momento en el que el ganadero alzó la voz visiblemente enfadado: “Tápate, hombre, no enseñéis al toro lo que no debe”. Afortunadamente, ese número 23 pasó al corral contiguo junto a uno de sus hermanos.
Una vez en el mismo caminó de forma altiva por el pequeño corral, no se dejaba arropar por las cabestras, entrando su hermano en el paseíllo que le llevaba al embarcadero. “Tápate Jose que el toro está a punto de arrancarse, ¿es que eso no lo ve nadie?” le comentaba el ganadero a uno de sus hombres de confianza. Tras ello, el animal acabó siendo arropado por las mansas, entrando segundos después por la mangá que le llevaría al camión camino de Ceret.