CAMPO BRAVO

El giro de Gerardo Ortega: nuevos tiempos para una ganadería que prepara su vuelta a los ruedos


domingo 8 octubre, 2023

La ganadería onubense se ha convertido en toda una referencia en el mundo del festejo popular.

Toro
Toro en el campo. © Diego Barcelos

En la provincia de Huelva, concretamente en el término municipal de Santa Olalla del Cala pastan los toros de la ganadería de Gerardo Ortega, una ganadería con sangre Domecq vía Luis Algarra y Los Guateles. Un proyecto ganadero que en su tiempo tuvo animales de origen Marqués de Domecq, algo que ya queda de forma muy residual en una vacada que apostó por un animal que con mayor o menor clase nunca perdiera la emoción.

Gerardo es un ganadero muy particular por su forma de entender el toro y la vida. Gran enamorado de la música comparte sus dos pasiones en Vallebarco, su cuartel general. Un ganadero que tiene una forma muy personal de diferenciar los distintos tipos de bravura. Al toro de clase lo comparaba con una balada, mientras que al más encastado con un Rock and Roll. «Para tocar una balada tienes que ser muy buen músico, pero muchas veces el público lo que pide es que le toques Rock and Roll».

Con la llegada de la crisis y la reducción de festejos este ganadero afincado en este paraje tan especial decidió apostar por el festejo popular. Tomó una decisión y a juzgar por los resultados no le ha ido nada mal tras adentrarse en un mundo donde se cuida, se mima y se defiende al toro de una forma especial. De tener que pelearse con medio mundo para acabar de colocar sus corridas, pasó a tener una clientela fija, esa que mira siempre por el ganadero antes que por ella misma. Un mundo mucho más sencillo donde el que compra es principalmente aficionado y en el que no tienes que pasar varios filtros para acabar lidiando un animal en la plaza.

Gerardo conoció de primera mano las bondades del festejo popular, haciendo grandes amistades en la zona del Levante. Eran años donde primaba la supervivencia y en el que la cuenta de resultados tenía que ser positiva al final del ejercicio. Ortega también optó por vender bravura, es decir, cobrar por la tienta de sus hembras, dejando un selecto reducto para aquellos amigos que gustaban y gustan de ir a su casa. Con el paso de los años se acabó asentando en un circuito que le permitía vivir sin el miedo o la incertidumbre a no encontrarle destino a sus animales.

Pero con la llegada de la pandemia vivió la grandeza de estos hombres del festejo popular, esos que no le dejaron de lado, esos que siguieron apostando por él apalabrando los animales para el año siguiente. Muchas de esas peñas pagaron incluso el pienso de los animales para que el golpe no fuera tan duro. Con la recuperación en 2021, 2022 y 2023 todo pareció volver a la realidad previa a la pandemia vendiendo sus toros a lugares tan habituales para este hierro como Massamagrell, Petrés o Albuixech entre otros.

Ahora varios lustros después parece que algo cambia en Vallebarco, Gerardo quiere volver a tentar sus hembras y a seguir teniendo un contacto diario con los toreros. Su ganadería anda en un momento sensacional, ha conseguido depurar la bravura de una vacada que aúna hechuras, clase, emotividad y sobre todo, emoción. Una divisa abierta de líneas donde unas permiten que le toques una balada y otras un Rock and Roll. Ortega sabe que si su ganadería sigue en pie es gracias a su perseverancia, a su trabajo y como no al festejo popular, ese del que nunca va a renegar.

Pero Gerardo también es consiente que es ganadero de bravo, y quieras o no, el ver lidiar tus animales en una plaza de toros es algo que reconforta pese a todos los impedimentos que hay por el camino, por eso prepara tres novilladas picadas para un 2024 donde la plaza y las calles irán de la mano.