Descuelga el teléfono y, en su voz entrecortada, se nota el cansancio de los últimos días. La incertidumbre también mata por dentro, y eso es lo que tiene agotado al ganadero toledano Carlos Serrano, cuyo hierro pasta en las cercanías del municipio de Chozas de Canales. Incertidumbre por un futuro en el que no sabe si seguirá herrando los sueños de encaste Contreras que hace veinte días la DANA le arrebató.
Porque ese desastre climático hizo que el caudal del río Tajo, que pasa al lado de su finca, creciese entre seis y siete metros, y setenta de sus animales -la mayoría vacas y becerros. Además de un semental de diez años- pereciesen de forma dramática. Se ahogaron con ellos los sueños de quien ha entregado su vida a esta profesión «y que no vive de otra cosa» nada más que del toro bravo. Con lo difícil que es eso en un encaste tan peculiar y teniendo una finca pequeña. La dureza de la naturaleza en su máxima expresión.
«No sé si continuaremos o no con la ganadería»
«Me he encontrado vacas y becerros colgados de los árboles», narra aún destrozado el ganadero toledano. «La finca está ubicada Chozas de Canales, en la provincia de Toledo. Debido a la DANA hemos sufrido unos daños tremendos, ya que ésta ha arrasado la finca entera. Han desaparecido 70 animales, entre vacas de cría y crías, además de un semental», narra Serrano.
«El río tuvo una subida tremenda de hasta 7 metros de altura, y por ende se multiplicó el caudal, arrasando con todo: porches, alambreras, cercados… y nos ha hecho un destrozo monumental, hasta el punto de que no sé si continuaremos o no con la ganadería, porque el daño ha sido muy grande. Ha sido económico y sentimental. Llevamos toda una vida con el ganado y ahora, después de los obstáculos que nos pone la vida, y tras la Filomena y la pandemia, te viene de postre la DANA», lamenta el criador de bravo.
El semental perdido «era un toro de la casa, bonito, recogido, bravo y con buenas crías dentro de que somos ganaderos pequeños. Era un animal con diez años que estaba en plenitud de facultades. Algunos animales sí los he localizado a lo largo del río, otros animales están colgados de los árboles incluso…«, vuelve a recordar entre sollozos Carlos Serrano.
La historia de un hierro con encaste Contreras y un ganadero luchador
La ganadería desde el 1982 a la Asociación de Ganaderías de Lidia: «El fundador fue mi padre con unas vacas de El Escorial procedentes de Contreras. Mantenemos el encaste en pureza, porque esto le cuesta quererlo a los toreros», señala Serrano. «Comenzamos con 25 vacas y un semental, que es el mínimo que te exige la asociación. Luchamos en festejos menores: becerradas, novilladas, algún festejo popular… hemos venido sorteando las dificultades a base de afición, de muchas horas de trabajo y de mucha lucha. Pero cuando sufres un contratiempo de este tipo, son palabras mayores», expone Serrano.
«Hemos sufrido muchas crecidas del río y disgustos, pero esta tan grande y tan grave, nunca. Ahora tenemos que pensar muy seriamente si continuamos o no, porque se hace duro. Hay que recomponer la finca entera y los animales, que es lo más difícil, porque habría que comprar e invertir si queremos seguir. Y para los ganaderos pequeños, una inversión es muy difícil», sigue exponiendo el ganadero.
Se han quedado sanos 20 novillos y unas 43 vacas, además de 18 crías
En total, se han quedado sanos 20 novillos y unas 43 vacas, además de 18 crías: «Hemos perdido la mitad aproximadamente de lo que teníamos«. Y «lo peor es que, cuando no tienes alegría en el cuerpo ni en la mente, cuesta mucho hacer las cosas. Esta semana lidiamos una clase práctica y estoy intentando ser fuerte, pero cuando terminemos la temporada veremos qué es lo que ocurre, y fríamente analizaremos el futuro. Si encima le sumas a que ahora hay que invertir mucho, cuesta trabajo seguir, porque el principal medio de vida económico nuestro es la ganadería. No vivimos de otra cosa», concluye Carlos Serrano.