Hablar del hierro de Victoriano del Río es hacerlo de una de las ganaderías más importantes de la cabaña brava, una vacada amplia donde la búsqueda de un tipo definido de toro no va en consonancia con la amplitud de caracteres. Sin duda alguna para llegar al ideal de toro, ese que pocas veces se consigue, hay que ser enormemente exigente, algo que no se escatima en una casa ganadera que lleva años asentada en las ferias de primer orden con los carteles más rematados.
Junto a Victorino Martín y Alcurrucén, Victoriano del Río es la ganadería con mayor regularidad en la primera plaza del mundo en el último siglo, una divisa que ha propiciado grandes en esta plaza. En el ruedo venteño, la ganadería madrileña ha alcanzado un nivel muy alto, de ahí que la exigencia con ellos sea cada vez mayor por el nivel alcanzado todos estos años. Pero la divisa afincada en Guadalix de la Sierra también lleva manteniendo ese nivel en otros cosos, plazas de primera donde la bravura de sus toros también le ha otorgado grandes premios.
Hoy nos citamos con Pablo del Río, una de las cabezas visibles de este proyecto ganadero que comenzó su padre allá por 1985 tras adquirir la ganadería de El Retamar, el cual eliminó todo el ganado, comenzando un nuevo proyecto tras adquirir sendos lotes de vacas a Juan Pedro Domecq y Luis Algarra junto con el semental Aldeano, así como otro lote más de hembras y tres sementales de Jandilla.
Una base que completaría con un lote más de la divisa cacereña de El Torreón. Años después, con la vacada ya asentada, compraría por sorteo en 2002 una octava parte de la ganadería de Toros de El Torero, todo de procedencia Juan Pedro Domecq y Díez para así cerrar el círculo que había empezado casi 20 años antes. Por eso, finalizada la temporada, es momento de poner nuestros ojos en el campo bravo y hacer balance de los visto este año en los ruedos europeos.
“El 2023 nos deja un buen sabor de boca. Estamos muy contentos con la temporada en líneas generales. Ha sido más irregular en Valencia y Sevilla, pero a partir de la corrida completa de Madrid, además del toro de Beneficencia. Desde entonces empezamos a reconducir la temporada” nos comentaba Pablo del Río nada más comenzar la entrevista.
Un año de menos a más, donde hubo corridas de gran interés para el aficionado y con toros que propiciaron el triunfo de los espadas: “Ha habido corridas completas muy buenas como Valladolid, para mí creo que fue la mejor corrida nuestra de la temporada, Albacete, Murcia, las dos de Nimes -con el adiós de Juli en septiembre, especialmente del Coliseo-, la reinauguración de la plaza de Vieux Boucau, la corrida de Dax, la tarde de Roca Rey en Murcia con el rabo, dos toros muy importantes en San Miguel, el lunar de las banderillas negras en Madrid -hubo dos toros que nos gustaron mucho-”
Una temporada donde han destacado varios toros en plazas importantes: “Dentro de una temporada interesante yo me quedaría con dos toros por encima del resto. El 104 “Soleares” lidiado en Sevilla, un toro que le salió de sobrero a Castella la pasada Feria de San Miguel, y el 32 “Impuesto”, otro toro de nota. Este segundo le tocó a Emilio de Justo en Madrid, un animal con mucho que torear y al que entendió a la perfección. Me gustó especialmente el primero por su clase y el segundo por su bravura”.
Una vez resaltado su interesante 2023 hay que centrarse en un 2024 donde será un fijo en las principales plazas de España y Francia: “Este año lidiaremos algo menos que el año pasado, pasando de 18 a 15 corridas de toros. Para esta temporada tenemos unos 100 toros, creemos que es un número óptimo para afrontar con garantías una temporada donde confiamos en estar anunciados en esas plazas donde triunfamos”.
Tras pasar varios años difíciles marcados por la pandemia, ahora ha llegado un molesto compañero de viaje, ese que está trayendo de cabeza a más de un ganadero: “Nosotros o no lo hemos tenido o no lo hemos sido conscientes. Han sido todos negativos y no hemos tenido esa problemática. Sin ir más lejos fuimos a Saint Giles a sustituir a otro compañero por este problema, amén de otra corrida que nos salió por esta misma problemática”.
Un ganadero que pese a no haber sido afectado -de forma directa- por la picadura sí es muy consciente de aquello que podría acarrearle a su vacada: “Buena parte de los propios toros tienen problemas al quedarse estrechos o perder la movilidad, pero sin duda aquello que nos preocupa sobremanera es el tema de las pariciones de las vacas. Muchas de ellas pueden llegar a abortar, porque el ciclo de reproducción se corta, y a la hora de quedarse preñadas, al no estar las vacas en condiciones, los celos se pasan y no se quedan cubiertas” finalizaba comentando Pablo del Río.