La divisa de Baltasar Ibán es una de las más demandadas por los aficionados, un hierro que gracias a su encastada bravura entró de lleno en el corazón de la afición venteña. En plena pandemia tomaba las riendas de dicho hierro el matador de toros Luis Miguel Encabo, quien por petición expresa de su ganadera cogía el testigo de la representación de esta vacada, poniendo en sus manos el devenir de la ganadería familiar.
Un hierro que ha saldado positivamente un 2023 nada fácil para la ganadería: “Ha sido un año muy bueno para la ganadería. Probablemente, los puntos álgidos han sido la corrida de Vic-Fezensac, premiada como la mejor del suroeste francés. Fue una corrida variada, divertida para el aficionado y con opciones para los toreros”, nos comentaba el propio Encabo.
Una camada que ha dejado muy satisfecho tanto a los propietarios como al propio representante de la vacada: “También lidiamos un toro extraordinario en la Copa Chenel, de vuelta al ruedo, y otra corrida buena en Marchamalo. Respecto a las novilladas me gustó mucho la lidiada en La Granja y Cadalso, ambas fueron extraordinarias, además de la del Circuito de Novilladas, que también tuvo cosas positivas”.
Dentro de una temporada corta, pero intensa hay un animal por encima de todos que llenó a un Luis Miguel Encabo ilusionado con lo visto en el ruedo: “La forma de embestir del toro de San Agustín de Guadalix me encantó: esa humillación, esa largura, esa obediencia y a la vez esa apariencia de querer comerse el mundo, me gustó mucho”.
Un 2023 interesante para la vacada que le deja muy bien colocado de cara a 2024: “La camada no es excesivamente larga. Tenemos tres corridas de toros y varias novilladas; si no pasa nada grave en el campo, saldrá una corrida para Madrid y la intención es ir. Entiendo que hay corrida para esta plaza, pero aún no hay nada cerrado. Y si intentamos ir a Las Ventas, evidentemente no hay corrida para Vic-Fezensac, lamentablemente”.
La historia de Baltasar Ibán
Una ganadería formada en 1920 por D. Fernando Sánchez Rico con reses oriundas de Contreras. En 1929 la adquirió D. Jerónimo Díaz Alonso, que añadió un lote de hembras de Martínez. Sus herederos la vendieron en 1939 a D. Manuel González Martín `Machaquito´, que la aumentó con otras reses de Contreras que ya poseía, cediendo este en 1940 la mitad de su ganadería al Conde de Ruiseñada. Sería en 1957 cuando sería adquirida por D. Baltasar Ibán Valdés, variando el hierro por el que actualmente utiliza. Una ganadería tomaría antigüedad en la Monumental plaza de toros de Las Ventas el 15 de agosto de 1957 con la lidia de una novillada picada para Miguel Mateo “Miguelín”, Roberto Ocampo y José Luis Lozano.
Con las nuevas pautas que se iban marcando por parte de los públicos, quienes requerían de un toro con más volumen y mayor envergadura en sus pitones, por esta razón decide hacerse una punta de ganado de la ganadería de Manuel González “Machaquito” y, más tarde, con las reses procedentes de la vacada de María Antonia Fonseca, los cuales tenían mayor volumen que los propios de Contreras. De esta manera genera una ganadería con el cruce de ambos encastes, siendo la base genética de la actual de Baltasar Ibán, llevándole por separado los animales que se anunciarían como Los Guateles.
En 1976 el ganadero Baltasar Ibán muere de un infarto, pasando las ganaderías pasan a control de la familia y de los allegados a Ibán: el primer hierro de la casa a manos de su sobrino José Luis Moratiel Ibán, quien lidiará bajo el nombre de “Herederos de D. Baltasar Ibán”, y el segundo, el de Los Guateles, a Antonio Carnerero, mano derecha de Baltasar. En 1997, tras fallecer el propietario D. José Luis Moratiel Ibán, es adquirida por sus herederos formándose la sociedad `Ganadería Ibán, S.L.´, actual propietaria de la vacada, anunciándose esta en 2004 como `Baltasar Ibán´.