Hay una serie de ganaderías que se ganaron el respeto del aficionado por el trabajo constante y en silencio que han llevado a cabo durante varios lustros. Ese fue el caso de la vacada toledana de Fernando Peña, un hierro entroncado en la sangre Domecq que entró con el pie derecho en los festejos menores, lugar donde poco a poco se fue haciendo un nombre hasta llegar incluso a anunciarse en plazas de primera categoría.
Una vacada y un hierro creado Jacinto Trespalacios con reses del Marqués de la Conquista, tomando antigüedad en la plaza de toros de la Puerta de Alcalá allá por 1870. Dicho coso fue durante 125 años la plaza de toros de la ciudad de Madrid (1749-1874) siendo sustituida por la plaza de toros de Fuente del Berro. Un hierro histórico que aún sigue en manos de la familia Peña pese a no tener ganado que le dé sustento actualmente.
Fundada en 1870 por don Jacinto Trespalacios con reses del Marqués de la Conquista, y que posteriormente eliminó éstas y la formó con reses de Veragua. Heredada por su sobrino, el Conde de Trespalacios, en 1913 se la vendió a don Matías Sánchez Cobaleda y en 1929 se dividió entre sus hijos. Una parte le correspondió a don Arturo Sánchez y Sánchez, que en 1934 eliminó las reses de Trespalacios y la formó con vacas y sementales adquiridos a Infante da Cámara, procedencia don José Martinho Alves do Río, quien la formó con reses de Tamarón.
En 1989 falleció don Arturo anunciándose a nombre de sus herederos. En 1990 fue adquirida por don Fernando Peña. En 1991 se adquieren vacas y sementales de las ganaderías de “Manolo González” y “González Sánchez-Dalp”, eliminando posteriormente la anterior procedencia. En 1995 se agregan vacas y sementales procedentes de “Torrestrella”. En 2020 el ganado sería adquirido por la Compañía de Inversiones Palomarejos, S.A.
¿A qué ganaderías fueron a parar los animales de Fernando Peña?
Una vacada que en manos de Fernando Peña Catalán también vendió animales a la ganadería madrileña de Torrenueva y a la pacense de Peñas Blancas, dos divisas que tenían en la base de las mismas la sangre Torrestrella, la primera junto a otra línea correspondiente a Cebada Gago, mientras que la segunda con simiente procedente de Marqués de Domecq. Una venta que menguó la ganadería, pero que le permitió seguir lidiando hasta su venta definitiva en 2020 a Antonio Rodríguez y Sagrario Moreno.
Se trataba de un matrimonio toledano de Pantoja que decidió apostar por la compra de las últimas 100 vacas de este hierro para llevar el ganado a la finca El Ventorrillo, situada en el término municipal de Los Yébenes, cerrando así el círculo y uniendo estos animales a los anteriormente adquiridos a Laurentino Carrascosa y Manuel Vidrié, esos a los que se añadieron sementales de El Ventorrillo, El Montecillo, Domingo Hernández -indultado por El Juli- y Jandilla amén de las vacadas anteriormente citadas.
Por lo tanto, el camino como ganadero de la divisa de Fernando Peña quedó aparcado tras la venta de la totalidad del ganado, tomando esta sangre un nuevo rumbo hacia tres ganaderías fuera del foco mediático de las grandes ferias, esas que poco empiezan a ver los resultados de una compra que les ha dado un impulso importante de cara al corto/medio plazo, ese que les debe abrir las puertas del circuito.