En la carrera de los toreros siempre hay personas que marcan la carrera de éstos; nombres que están a su lado tanto en las buenas como en las malas; personajes que arropan al diestro y con los que éste se siente cómodo. En muchos casos son apoderados, en otros banderilleros y picadores, e incluso esa figura se da mucho en el mozo de espadas, un hombre que convive prácticamente a diario con ese torero que le dio la oportunidad de encontrar su sitio en la Fiesta.
En este caso hablamos de José Antonio Morante de la Puebla y su primo Juan Carlos Morante, ambos primos por parte de padre. Éste siempre ha sido un hombre que ha ido de la mano de un diestro que ya empezó a llamar la atención desde becerrista cuando el padre de Emilio Muñoz se fijó en él. Leonardo Muñoz estuvo con el de la Puebla desde que este no levantaba dos palmos del suelo, teniendo posteriormente en Miguel Flores, ese mentor que le llevó hasta la alternativa.
Creador de la sastrería de Trastos de torear «San Sebastián»
Por edad, José Antonio es mayor que su primo Juan Carlos, no entrando éste en su cuadrilla hasta que cumplió los pasos necesarios para ello, teniendo que actuar antes como ayuda. Juan Carlos Morante, actual mozo de espadas del sevillano, es también el creador de la sastrería de Trastos de torear «San Sebastián», un proyecto estrechamente ligado con los profesionales taurinos sevillanos.
Juan Carlos es un hombre fundamental en el equipo del sevillano, más si cabe tras la salida de Antonio Jiménez, «Lili», dela cuadrilla del diestro de La Puebla del Río este mismo invierno, un espada que durante 2022 cumplió XXV aniversario como matador de toros en una temporada donde sobrepasó el centenar de festejos toreados a ambos lados del charco. Un año muy espacial para un diestro que encontró en su primo a ese compañero con el que se entiende prácticamente sin hablar.
Hay que tener en cuenta que Juan Carlos siempre ha sido un dique de contención en la carrera de José Antonio y un hombre que ha estado al lado de su primo en todo momento, ayudando al cigarrero a mantener el rumbo de su trayectoria en el toreo.