Los menos avezados en temática taurina conocen poco o nada de la trayectoria de José Tomás antes de su vuelta a los ruedos en Barcelona, una época donde la televisión ya no tenía cabida en los festejos donde se anunciaba el diestro de Galapagar. Una decisión tomada años atrás que le dejó de varias de las plazas más importantes de la temporada española como Sevilla, Madrid, Pamplona o Bilbao, entre otras.
Pero José Tomás siempre ha sido fiel a una filosofía en la que no tenía cabida la televisión, no tanto por ésta, sino por cómo estaba gestionada. Para conocer el trasfondo de esta historia, Cultoro quiso hablar el pasado año con uno de los protagonistas de ésta Martín Arranz, apoderado del madrileño desde finales del siglo XX hasta su retirada en 2022. El germen de todo esto venía tras la negativa del madrileño a seguir haciendo entrevistas a la prensa, no se sentía cómodo tomando una decisión que le acompañó el resto de su carrera.
Pero el tema de las entrevistas era únicamente el paso previo a aquello que vendría después: el hecho de no dejarse televisar fue un terremoto que sacudió el toreo de arriba a abajo y que dejó sin margen de maniobra a unos empresarios que ya tenían vendidos los derechos de sus ferias a televisiones privadas como C+ o Vía Digital. Eran años en los que las televisiones privadas (Antena 3 o Telecinco) apostaban por los toros, al igual que llevaba haciéndolo desde décadas atrás TVE; se daban multitud de festejos en abierto, sin embargo, muchos de ellos estaban poco cuidados y más que beneficiar al torero, lo perjudicaban.
De ahí que Arranz y sus poderdantes -Joselito y José Tomás en ese momento- no se subieran a ese barco y tomaran un camino distinto al de otros toreros: «Con tanto festejo televisado se pierde el elemento sorpresa, que siempre fue muy importante para que tomase fuerza un torero emergente«, comentaba Martín Arranz respecto a este tema de tanto calado en la sociedad de la época.
Pero estas no fueron las únicas declaraciones que Arranz hizo sobre este tema, dejando clara la postura de José Tomás y el camino que tomó desde ese año 1999 en adelante: «Su visión sobre la televisión es conocida por todos, la fuerza y el puño de hierro con el que llevó dichas negociaciones le hicieron crearse una fama que a la larga benefició a aquellos toreros que habían confiado en su persona», comentó asimismo el propio Martín Arranz.
Arranz no es un hombre que se guarde las cosas, tampoco suele callarse aquello que piensa, siendo fiel a sus principios: «Con tanto festejo televisado se pierde el elemento sorpresa, que siempre fue muy importante para que tomase fuerza un torero emergente. Lo que estoy es contra la retransmisión desordenada e indiscriminada, no de que se televisen festejos, algo que también piensa José Tomás«.
Una decisión que trastocó infinidad de ferias, quedándose fuera de los mismos un torero que se había ganado por derecho propio estar anunciado en los carteles de mayor fuste. Pero no había marcha atrás, el madrileño había decidido jugárselo todo a una carta, aceptando no estar contratado en los cosos de mayor entidad -perdiendo con ello gran cantidad de dinero- si ello suponía ser fiel a sus principios.