Si hay algún apoderado, taurino, empresario o descubridor de toreros que haya tenido ojo y capacidad para lanzar, en sus inicios, las carreras de numerosas figuras del toreo, ese es, sin duda, Santiago López. Matador de toros, en su día, no llegó a ser lo que él buscaba vestido de alamares, pero encontró su verdadera vocación en los despachos y en los entrenamientos de los toreros, aportando su conocimiento a los mimbres de los toreros futuribles.
Por sus manos, y a la espera de moldearse, pasaron desde José Antonio Campuzano hasta Varea, pasando por Rafi de la Viña, Manolo Carrión, José Tomás, El Fandi, Luis Francisco Esplá, Dámaso González, Ruben Pinar, Juan Bautista, Diego Urdiales, Andy Cartagena o Román. Casi nadie en el currículum de un hombre que ha vivido para el toro desde que naciese, en Alhama de Granada, hace casi más tiempo que el toreo moderno. Por eso ha contribuido a mejorarlo, a evolucionarlo, a poner en el ruedo hombres que han fijado su carácter en la historia de este rito.
Santiago conoce el toreo desde los tiempos en que te doctorabas -como él- cortando cuatro orejas y un rabo en tu Granada natal y tu padrino, Diego Puerta, paseaba cuatro y dos rabos. Todo esto en presencia de El Viti, al que sólo la espada mermó el botín hasta dejarlo en tres ‘oídos’. Esas son cosas que te curten y te enseñan, hasta el punto de que luego puedas transmitirlo a tus pupilos, una vez convertido en mentor y detrás de las tablas del callejón. Hoy nos parece mentira que alguien pueda hablarle al oído a Dámaso, a Esplá, a Campuzano, a Bautista o al propio José Tomás, pero fue este hombre quien guió los primeros pasos de todos ellos.
De hecho, a toreros como El Fandi los creó desde sus primeros pasos, desde el deporte del esquí, en el caso de su paisano, hasta arrasar poniendo sus facultades al servicio del toreo. José Tomás, por su parte, creció hasta salirse de todos los cánones. Y también, claro está, de sus manos. Lo que está claro es que su especialidad, la de Santiago López, es moldear la carrera de un torero desde sus más tiernos comienzos. Pero, ¿y si pudiera llevar a un chaval desde cero hasta la meta de ser figura? El propio Santiago sabe que eso es casi un milagro, pero ahora se lo ha propuesto.
De hecho, siempre dijo que era su sueño: comenzar con un chico de Valencia -su tierra de adopción- desde sus primeros pasos y volar con él hasta el cielo más alto. Ahora se lo ha propuesto con Nek Romero, un chico que, en poco tiempo, se ha alzado hasta los primeros puestos del escalafón novilleril. Este año, de hecho, es el de su explosión, dado que está acartelado en todas las ferias de importancia del panorama taurino, y ya ha comenzado por pegar fuerte en la suya, la de Fallas, cortando una oreja el pasado 15 de marzo y dando, además, una vuelta al ruedo. Con Pablo Hermoso de Mendoza y Morante de la Puebla en el cartel.
Nek Romero no llega, sin embargo, como llegó Santiago al escalafón. No en vano, su periplo por capeas y fiestas populares con reses de medio pelo le proporcionó dos cornadas antes de enfundarse el chispeante por primera vez. Por eso, tal vez, sabe de lo que habla. Y por eso, quizá, sepa transmitirlo como lo hace.