Daba comienzo la Feria de Pascua de Arles con la novillada matinal, para la que se anunciaban animales de Turquay, La Golosina, Tardieu y Blohorn para Niño Julián y Samuel Navalón, que protagonizaban un interesante mano a mano.
Ante el altiricón primero de Blohorn, Niño Julián mostró su facilidad con las banderillas y con el capote, y logró pasajes de interés por el pitón derecho, pero entre el viento, que molestó mucho, y la tendencia del animal a venirse por dentro emborronaron una actuación que terminó de torcerse con la espada.
Samuel Navalón también tuvo delante un novillo alto de La Golosina, y muy serio. Con el capote no pudo hacer más que lidiarlo, y no midió las condiciones del animal. Faena de empeño y de mucho oficio de un novillero corajudo que fue cogido dos veces antes de despenar al utrero. Un pinchazo y una estocada le permitieron la vuelta al ruedo.
El tercero, de Turcay, salió con una seriedad astifina de gran calado, pero humilló con generosidad en los primeros tercios. pero luego se torció su comportamiento, tal vez por el viento o quizá porwue Niño Julián no terminó de acoplarse con él. Por eso un espadazo para quitarlo de en medio dejó las cosas en silencio.
El cierraplaza de Tardieu, un utrero de mucha caja y trapío, pero muy bien hecho, le sopló el valenciano Samuel Navalón chicuelinas de mucho gusto en el quite. De rodillas comenzó la faena de muleta, enseñando la disposición con que llegaba, pero el fortísimo viento matinal molestó una barbaridad al novillero, que sí dejó, sin embargo, pasajes de mucho valor por el pitón derecho. El final, también de rodillas, y un epílogo por bernadinas le pusieron en la mano la única oreja de la mañana.
FICHA DEL FESTEJO
Arenes de Arles, Francia. Feria de Pascua, primer festejo de abono. Novillada con picadores. Un cuarto de entrada en una mañana muy ventosa.
Novillos de Blohorn (primero). Turcay (tercero), La Golosina (segundo), Tardieu (cuarto).
Niño Julián: silencio tras dos avisos y silencio tras aviso.
Samuel Navalón: vuelta al ruedo y oreja tras aviso.
FOTOGALERÍA: MURIEL HAAZ