Muchos son los ganaderos de bravo que diversifican sus explotaciones con el fin de sacarles un óptimo rendimiento. Según la zona donde se encuentre esta tendrá unas virtudes u otras, siendo el propio ganadero que la lleve hacia un camino u otro. Es normal que las ganaderías de la campiña o de zonas llanas combinen la ganadería y la agricultura, las de sierra al tener un terreno más quebrado optan por la introducción del cerdo Ibérico o el aprovechamiento de dicha finca para la caza mayor.
Las fincas que tienen abundante número de alcornoques también tienen la opción de obtener ingresos alternativos a través de la “saca del corcho”, algo que se lleva a cabo cada siete años. La ganadería por sí misma suele ser deficitaria para un número ingente de ganaderos, de ahí que sea fundamental conocer el terreno para saber como sacarle mayor rendimiento. La complementación de la agricultura de secano o regadío ayuda a tener el alimento idóneo para el ganado, esto se consigue con la rotación de cercados, algo que ayuda a que el ganado siempre tenga comida en el campo.
Amén de estas opciones, también son muchos los ganaderos que optan por introducir otro tipo de ganadería que complemente la del bravo. Desde hace varios lustros en una casa tan ganadera como Victorino Martín se apostó por la cría caballar, herramienta fundamental en el día a día en el campo y que con los años ha ido virando hacia modalidades distintas. En la finca Monteviejo (Moraleja- Cáceres) se lleva apostando por este animal desde 1995, a fuego lento se ha ido construyendo una yeguada que ya ha alcanzado cotas importantes.
Una familia que siempre ha estado relacionada con este tipo de animal, siendo estos sus pies y sus manos a la hora de bregar con el ganado bravo. Una yeguada que proviene de cuatro yeguas, teniendo actualmente alrededor de 100 cabezas entre yeguas de vientre, sementales, potros, caballos en fase de doma y animales dedicados al trabajo diario. Aquí se busca un caballo con nobleza, un tipo de equino que tenga corazón, ese que valga tanto para el trabajo diario en la ganadería como para otras disciplinas.
Al igual que pasa con los toros, los caballos también se marcan a fuego con un hierro u otro; así, los caballos puros lusitanos lo hacen con el de la A Coronada, es decir, con el de Victorino Martín, mientras que los cruzados lo hacen con el de Monteviejo. Los primeros se destinan para la doma clásica debido a su morfología y a las condiciones que tiene para ello. Un tipo de animal que también podría tener su salida para el arte del rejoneo, algo que todavía no han probado en esta casa. Dentro de los animales puros destaca ‘Habanera’ una yegua castaña de gran proyección, sin duda uno de los animales llamados a hacer cosas importantes en la doma clásica.
La segunda línea está enfocada tanto para el trabajo diario en el campo como para la doma vaquera. Para la doma utilizan caballos cruzados con árabes, en su mayoría luso árabe , encontrando también en esta yeguada caballos centroeuropeos para hacer tres sangres. El caballo vaquero debe ser resistente fuerte y hábil para aguantar todas las tareas que se le solicitan, siendo extremadamente importante tener una buena cabeza y saber controlar los movimientos para trabajar con el ganado. Este tipo de caballos destaca por su nobleza, siendo ideales para la monta de los niños una vez ha finalizado su trabajo.