EL REPORTAJE

Miguel de Pablo y su desafío a la ciencia: «Estaré el domingo en Madrid aunque sea en carretillo»


viernes 6 septiembre, 2024

El torero colmenareño se ha sometido a sesiones dobles de fisioterapia para lograr el milagro de comparecer el domingo en Las Ventas

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Juan Carlos Ciriza trata el tobillo corneado de Miguel de Pablo © Luis Sánchez Olmedo

«Hasta el miércoles por la tarde todo hacía indicar que no iba a estar el domingo en Madrid», asegura Miguel de Pablo algo más tranquilo, después de unas semanas de auténtica paliza para intentar lo que parecía imposible, «pero desde entonces han ido remitiendo los calambres, he ido sintiéndome cada vez mejor y ya te puedo asegurar que estaré en el paseíllo de Las Ventas aunque sea en carretillo», bromea un Miguel exultante de felicidad. No es para menos.

Desde aquella voltereta, que parecía no pasar de aparatosa, en la plaza de La Corredera de su pueblo natal, Colmenar Viejo, ha perdido una puerta grande ese mismo día, una corrida de toros en México y ha estado en el aire su contratación en Madrid, después de cinco años de una confirmación mucho más que digna. Todo eso, en el año en que cumple diez de alternativa, efemérides que celebró cortando dos orejas a la corrida de Buenavista, precisamente aquella tarde.

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Pero, en principio, no lo pareció. Entre los tendidos de La Corredera la apuesta era si estaría o no en el avión que lo llevaba a México cinco horas después de la corrida de Colmenar. Al final del festejo, cuando el doctor Crespo se afanaba en minimizar los daños, ya se sabía que la herida y sus consecuencias iban mucho más allá del viaje a México. De hecho, tras la intervención y el traslado al hospital, la noche la pasó entre fuertes dolores y fiebres. Pero fue la exploración posterior del doctor Crespo la que le anunció la mala noticia: su presencia en Madrid era poco menos que un milagro.

«Pero no sólo mi presencia en Las Ventas», explica Miguel ya repuesto del susto que supuso para él, «sino todo lo que tuviese hasta, por lo menos, el mes de octubre». Rápidamente, se puso en manos de Juan Carlos Ciriza, fisioterapeuta de Colmenar Viejo y conocido por su extraordinaria afición y por haber obrado recuperaciones imposibles con otros compañeros. «Carlos me dijo que íbamos a ir día a día y es lo que hemos hecho», explica Miguel satisfecho con el trabajo. «Han sido sesiones dobles todos los días, como si fuera una jornada laboral; entraba a las nueve de la mañana en la clínica y salía a la una del mediodía, y luego volvía a las cinco y me tiraba allí hasta las diez de la noche. Todo ese tiempo estábamos trabajando hasta la extenuación, intentando solucionar los problemas que iban surgiendo en cada momento».

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Y eso que las noticias que llegaban de los médicos no podían ser más pesimistas. «Todos me decían que me olvidase de la tarde de Las Ventas, que habría otras oportunidades, que la empresa lo entendería», recuerda Miguel, «pero yo no perdía nada por intentarlo. Y, si lo hacía, sería con toda mi alma. Desgraciadamente, había un nervio que tenía afectado y que había que reactivar. Hasta hace unos días sentía calambres horribles que se irradiaban a toda la pierna y no soportaba ni el tacto de las sábanas al dormir. Hubo un momento en que yo también pensé que no llegaría al compromiso de Madrid, pero hace un par de días que he recuperado las sensaciones positivas. Han ido remitiendo los calambres y ahora sé que estaré en el paseíllo del domingo en Las Ventas», asegura con alivio.

Todo ello, después de pasar un par de semanas en plena lucha contra la ciencia, que a día de hoy recomienda reposo. «He tenido que firmar el alta voluntaria, claro», explica. Cosas de torero.

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO