Hace justo una semana, el mítico toro “Cobradiezmos” cerraba los ojos a la luz de la tierra por última vez. Una pelea entre bravos en la finca cacereña de “Las Tiesas” acababa con la vida del legendario animal de Victorino Martín, indultado por Manuel Escribano en la Real Maestranza en la Feria de Abril de 2016. Con él, se van medio centenar de embestidas excelsas que regaló a la afición hispalense, pero como legado ha dejado una estirpe que perdurará durante décadas y seguirá haciendo único al hierro de la A Coronada.
Y no se irá para siempre, puesto que su ganadero ha decidido que el toro quede naturalizado para siempre en el museo de la Real Maestranza de Caballería sevillana tras pasar por el taller del taxidermista Javier Romero, ubicado en la localidad madrileña de San Lorenzo del Escorial, y en cuyas manos ya están los restos de “Cobradiezmos”.
Javier Romero, el taxidermista madrileño que disecó a «Velador» y que ahora lo hará con «Cobradiezmos»
Javier Romero ya tuvo la oportunidad de naturaliza al toro «Velador» indultado en Las Ventas por Ortega Cano el 19 de julio de 1984 y, ahora, hará lo propio con «Cobradiezmos», el toro al que se le perdonó la vida en La Maestranza en 2016 y que murió la pasada semana. «Empecé en este mundo gracias a mi suegro, ese fue el punto de partida de mi historia en este planeta de la taxidermia. Corría el año 1986, yo veía de estudiar electricidad, y me quedé asombrado. Fíjate que no tiene nada que ver una cosa con la otra, pero al no encontrar trabajo él me tendió la mano para que conociera ese oficio con el que ya llevo casi 40 años«, narra Javier Romero en una entrevista a este medio.
La relación de su taxidermia con Victorino Martín viene de largo: «Mi suegro es Justo Martín Ayuso, él es de Galapagar, ambos nacieron en el mismo pueblo, y de ahí viene la relación con la familia Martín. Primero fue con su padre, y ahora es su hijo el que confía plenamente en nuestro trabajo”. Y reconoce que «es cierto que tener entre manos a dos toros históricos es una responsabilidad enorme, pero estos animales son igual de importantes que otros que ya hicimos o tenemos entre manos. Tratamos a todos los clientes por igual, esa es una premisa básica en nuestro negocio, no es negociable”.
Muchos son los toreros y ganaderos que van con asiduidad a su negocio, «pero me voy a guardar sus nombres, no por temas de confidencialidad, sino porque no quiero dejarme a ninguno atrás. Es una satisfacción que figuras del toreo y ganadero de primera fila llamen a tu puerta para que les realices un trabajo. Son animales con los que han vivido y sentido cosas únicas, por ello tenemos que ser conscientes que el trabajo debe ser inmaculado”.
El primer toro entero que ayudó a su suegro a naturalizar fue el recordado “Velador”, animal que indultó José Ortega Cano y que actualmente está en un museo en la propia finca del ganadero Victorino Martín: «Ayudé a mi suegro, él ya tenía experiencia previa en este tipo de trabajos. Creo que quedó como Victorino tenía en la cabeza, quedó muy satisfecho y así nos lo hizo saber una vez se le entregó. Ese es nuestro mayor premio, no hay otro«.
Las pautas de Victorino para la naturalización del toro
En el caso de “Cobradiezmos”, Victorino ya les ha dado unas pautas: «Nos ha enseñado unas fotos del animal en el campo, y ahí es donde nos vamos a fijar. Por su edad y el porte que tenía, lo lógico era que el trabajo se hiciera sobre una imagen suya en el campo como semental y no en la plaza«, reconoce el taxidermista. Y avanza que «para este tipo de animales no existen moldes, lo hacemos desde cero. Utilizamos únicamente la piel, los cuernos y las pezuñas, de ahí hacemos una escultura donde más tarde se colocará la piel y todos los elementos del toro. Esto es un trabajo que se hace a mano, ese en el que se busca darle la expresión que tenía el animal en el momento de la fotografía. Lo moldeamos y realizamos el trabajo con poliuretano”.
Sobre la evolución del trabajo, Javier Romero explica que “hay grandes diferencias entre estos dos toros, los materiales son distintos, todo evoluciona. Está el peso, en este caso es mucho menor gracias al poliuretano. Antes se hacía con alambres y escayola, ahora todo ha cambiado y eso se nota a la hora de hacer un trabajo. Como te comenté antes no hay moldes para este tipo de encargos, cada trabajo tiene su sello, no hay uno igual a otro«.
Será entregado a lo largo de 2026
Respecto a la fecha de entrega «creo que ésta será durante el año 2026»: «Date cuenta de que este no es el único trabajo que tenemos en el taller, hasta no acabar el resto no le podemos meter mano a este. Calculo que hasta el verano del próximo año no tendremos hueco, y si para este trabajo tardamos de tres a cuatro meses, nos plantamos en el 2026 como te dije antes. Si no recuerdo mal el toro se indultó allá por 2016, es decir, que estará listo para conmemorar su décimo aniversario«.