Muchas son las vacadas de bravo que se asientan en la provincia de Salamanca explotaciones de bravo cimentadas sobre un tipo de toro muy definido. El Campo Charro es un crisol de procedencias y encastes que pone de manifiesto la diversidad que hay dentro de nuestra piel de toro. En estos pagos han pastado divisas históricas que coparon los carteles de plazas de primer orden como Valencia, Sevilla, Madrid, Barcelona, Bilbao o San Sebastián.
Un gran número de ellos apostaron por hacerse criadores de bravo precisamente en esta provincia tan ganadera, esa donde abundaban vacadas que con el tiempo llegaron a tener un encaste propio. Amén de matadores de reconocido prestigio y empresarios de primera fila en Salamanca surgieron varias familias que consiguieron poner a sus vacadas en lo más alto. Ahí podemos encontrar apellidos tan ilustres como los Fraile, Pérez-Tabernero, Sánchez Cobaleda o Galache entre muchos otros que nos dejamos atrás.
Desde el siglo XVII existen documentos que constatan la existencia de ganaderos de lidia en esta zona de la Península Ibérica, una región que actualmente tiene vacadas de gran importancia como Garcigrande, Domingo Hernández, Pedraza de Yeltes, Castillejo de Huebra, El Puerto de San Lorenzo, El Capea, García Jiménez, El Pilar o Montalvo, entre otras, esas que son continuación de otras que le dieron gloria y esplendor al Campo Charro.

Amén de esas vacadas de primera fila hay otras que siguen dando pasos hacia el frente, hierros que no tienen el foco de la crítica -al no estar en las grandes ferias- pero que llevan años cosechando importantes triunfos en novilladas con y sin picadores. Hierros que están alcanzando un nivel de regularidad alto gracias a dura selección llevada a cabo durante todos estos años que han estado a la sombra. Una de ellas es la divisa de Antonio Palla, hierro inscrito en la AGTL en 1993 tras la compra de vacas y sementales al hierro de la estrella de cinco puntas.
Para conocer algo más de esta vacada entroncada en el encaste Domecq nos fuimos hasta la finca «Gusende Moscosa» en Campos de Ledesma (Salamanca), allí nuestro compañero Pablo Ramos fotografió tanto el hato de vacas que pastan en estas tierras como la camada que hay disponible para un ilusionante 2025. Las lluvias caídas en otoño e invierno ha ayudado a la recuperación de una serie de arroyos que hacía tiempo que no venían cuajados de agua. El campo rebosa vida gracias a la cantidad de pastos que hay en el mismo, algo que no siempre viene bien para los animales que se lidiarán esta temporada.
Los becerros corretean junto a sus hermanos de camada, los añojos juegan a medirse algo que también sucede con unos erales que ya van siendo conscientes de su fuerza. Se trata de una vacada que sigue apostando por la sangre Jandilla, quedando ya pocas hembras marcadas con este histórico hierro. En «Gusende Moscosa» hay alrededor de 200 madres y varios sementales entre los que se encuentran varios en prueba, para su ganadero este número es el ideal tanto por el momento de estabilidad que está la vacada como por la apertura de líneas en la misma.

Antonio Palla sabe que es importante apostar por nuevos sementales de la casa pero también mantiene el contacto con Borja Domecq para traerse alguno de esos toros que no cubrirán vacas ese año en Jandilla pero que pueden ayudarle a dar un salto de calidad a esta vacada salmantina. A esta altura del año ya están definidos los distintos lotes, los sueños e ilusiones de su ganadero no se verán hasta 2027 momento en el que se prueben en la plaza de tienta tanto la totalidad de las eralas como algunos erales que por nota inviten a meterlos en la plaza.
Dentro de una camada de unos 100 machos muchos son los que se quedan por el camino por distintos motivos no llegando todos a ser lidiados como utreros o cuatreños en una plaza de toros. Para esta temporada cuenta con unos 40 novillos que están terminando de cumplir los tres años, animales que a estas alturas del mes de febrero están rematados para salir en cualquier momento si algún empresario llama a la puerta.

Utreros bajos y de manitas cortas que ya van poco a poco convirtiéndose en hombres. Dentro de la camada los hay con la cara más recogida y menos esqueleto y otros con mayor caja y seriedad en su cornamenta. De esa amalgama de ejemplares hay unos 25 con esa presencia para plazas de primera categoría, astados que bien podrían saltar al ruedo venteño -si así lo cree la empresa- esta campaña que poco a poco va arrancando. El tiempo dirá el destino de los mismos dentro de una camada con armonía. Los jandillas salmantinos esperan su oportunidad en estos pagos de Campos de Ledesma, esos que a buen seguro estarán a la altura de una divisa con más de 30 años de vida.
FOTOGALERÍA PABLO RAMOS



























