El campo bravo es un lugar lleno de historias increíbles que sólo ocurren en las dehesas. Historias cargadas de simbolismo, de un mensaje de vida que una sociedad despegada del campo no llega a comprender. La siguiente historia así lo muestra: la protagoniza una vaca del hierro onubense de Prieto de la Cal que busca desesperadamente a su becerro y no lo encuentra, hasta que finalmente se da de bruces con la realidad.
Tomás Prieto de la Cal, su mayoral y los vaqueros se percataron de la situación antes de que la madre encontrara a su cría. Tras mirar el crotal -etiqueta de identificación que tiene en la oreja-, se percataron de qué animal era y de cuál era su madre. No es normal que un becerro de tan corta edad, unos diez días, muera de forma tan repentina. Nuestros compañeros de Toros para Todos, allí presentes recogieron el testimonio tanto del ganadero como de Rafael el mayoral.
La posible causa de la muerte del becerro de Prieto de la Cal
El mayoral de la ganadería de Prieto de la Cal, Rafael G., explicó a los micrófonos de Enrique Romero la posible causa de la muerte del becerro: «Seguramente ha fallecido por un infarto, un animal de esta edad es raro que aparezca así. Estaba gordo y se le veía sano, nació perfectamente, la madre le dio de mamar. No entendemos qué pasó. Los animales bravos pueden sufrir infartos como las personas, creemos que pudo ser eso».
Descartaba el mayoral que fuera atacado por otro animal: «No tiene síntomas de violencia, ha sido muerte natural. Uno de los casos por los que puede morir el animal es por la leche de la madre. Esta tiene unas ubres como una vaca suiza, no descartamos que fuera por la fortaleza de la leche de la madre, pero es complicado saberlo al 100%». Son, sin duda, momentos difíciles y duros que viven los ganaderos en el campo bravo.
«Esto es la historia de la vida y la muerte, aquí no se esconde nada»
El día a día en una vacada esconde secretos, momentos que aquellos supuestos animalistas ni conocen ni les interesa conocer. En este caso fue un becerro con diez días y toda una vida por delante para demostrar su bravura, en otra ocasión puede ser un toro en una pelea o un accidente fortuito. «Esto es la historia de la vida y la muerte, aquí no se esconde nada. Son cosas que ocurren y hay que asumirlas como tal. Una vez identificado el animal hay que darlo de baja en la unión de criadores de toros de lidia y rezar para que esto no se repita. De 180 vacas se han dado 160 nacimientos y solo una muerte», señalaba el ganadero, Tomás Prieto de la Cal.
La vaca seguía encampanada, altiva, pensaba que el becerro lo tenía el ganadero, no perdía de vista del Land Rover. Llamaba insistentemente al becerrito hasta que por fin lo encontró. Durante toda la mañana intentó reanimarlo pero ya era tarde, había perdido a su cría. Una historia que acabó de forma triste en una ganadería de bravo.