Resurrección no es un día, es El Día. No es una corrida, es La Corrida. Donde el caché se erige, donde la categoría se consolida y donde el toreo late a un mismo compás. Resurrección, en la ciudad que palpita tras la eclosión de la primavera, es donde la patata revienta de arte. Y en 2022, Pagés ya ha dado la primera en la mesa. Porque la empresa, que se encuentra inmersa en la confección de los carteles de la temporada taurina en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, está diseñando el cartel de esta fecha, y salvo cambios de última hora -que los hay en el toreo- éste será singular por los tres conceptos que podrían trenzar el paseíllo en el coso del Arenal, según ha podido conocer este medio.
Lo que está asegurado es que éste estará abanderado por José Antonio Morante de la Puebla, máximo triunfador de la pasada temporada no sólo en la Maestranza -donde cortó dos orejas en la Feria de San Miguel- sino en el conjunto de la campaña, y con esta de Resurrección cumplimentará una del ramillete de entre cuatro y cinco tardes que tendrá en el abono sevillano a lo largo del 2022.
Pero la sorpresa -y esto sí es noticia en una empresa que durante años se echó en manos de la comodidad que le daban las máximas figuras para asegurarse el éxito de la taquilla en la jornada- la darían los siguientes dos espadas, y en especial el segundo del cartel: el nombre de Diego Urdiales está a milímetros de ser realidad en esta terna después de que fuese uno de los máximos triunfadores de la pasada Feria de San Miguel. Junto a él, Juan Ortega, tras su triple compromiso en la pasada Feria de San Miguel.
Diego Urdiales, torero de culto… y de Romero
Y puede que acierte de pleno con la decisión que está a punto de tomar Ramón Valencia, quien hace unos años se quejaba de que en el cartel del Domingo de Resurrección, a plaza llena, perdía 96.000 euros. Esas cifras no son sostenibles -cada vez menos- en un sector que intenta desesperadamente volver a la plena actividad y que necesita -desesperadamente- alicientes para que acuda de nuevo el pagano a la piedra. Por eso puede salir muy bien la jugada de no apostar por los que más cobran -por muy buenos que sean, que lo son-, sino por los que más pellizcan. Y Diego y Juan están, sin ninguna duda, entre estos últimos.
Es Urdiales torero de culto para la afición, ungido por el Romero de Dios y esperado en el Baratillo como ya se le esperaba cada tarde en Madrid y en Bilbao. Y la pasada campaña fue demostrando que es una figura con más de dos décadas de alternativa y tiene el aliciente de que está por ver en muchas plazas de relevancia. Pero allá por donde fue, triunfó con la rotundidad de un torero maduro al que nunca se cansa uno de ver.
Juan Ortega, lírica y sevillanía por Resurrección
Juan Ortega, la gran esperanza sucesora del concepto sevillano más puro, completaría la terna según ha podido conocer este medio en un cartel que, por el momento, sería el del próximo 17 de abril en La Maestranza. Es de los muy pocos toreros capaces de llevarse una ovación después de que le suenen los tres avisos, y eso es tener distinción y la personalidad suficiente como para torear buscando el toreo, no los resultados. Y eso casa a la perfección con una Maestranza ávida de llevarse a la boca gestos, que no gestas, porque es este tendido mucho más lírico que épico, por más que se reconozcan los méritos de la épica cuando están presentes.
No obstante, los movimientos en el toreo son tan rápidos como la eficiencia y eficacia que una llamada de teléfono tiene para realizar un cambio, pero a esta hora es esta la terna que está sobre la mesa de la calle Adriano.