La ganadería de María Loreto Charro Santos es uno de los hierros bravos emblema de la provincia de Salamanca. El ganadero Fernando López nos recibe en su finca «Peña de Cabra», ubicada en las cercanías de la localidad de Narros de Matalayegua, en la subcomarca de La Huebra, donde pastan los 23 astados que lidiará en dos corridas de toros -una para plaza de segunda categoría y otra para coso de tercera, y el resto para las calles- en este año 2022.
«El año lo afrontamos, de momento, con incertidumbre, porque aún no está muy definido y no se sabe para dónde va a tirar esto, pero con afición e ilusión», expone. «Hay dos corridas de toros, para completarlas de forma sobrada, una para una plaza de segunda, con muy buenas hechuras y muy buena cara y otra para una plaza de tercera», indica Fernando López. «Los animales tienen caras muy buenas. Ya en el 2020, hicimos una criba y nos quedamos con lo mejor de hechuras, y este año repetiremos«.
Procedencia de la ganadería de Loreto Charro
La base fundamental de la ganadería es El Torreón, con un origen comprado a Don Felipe Lafita: «Con sementales de Garcigrande, Don Felipe Lafita hizo un conglomerado espectacular de lo mejor del encaste Domecq. Se llevó lo mejor de Juan Pedro, de Jandilla, de Algarra, de Torrestrella… y sus resultados fueron los que pusieron en figura su ganadería», relata Fernando López. «Ahora, nos toca seguir el legado. Mi mujer es bisnieta por parte de padre y madre de ganaderos de bravo y continuamos nosotros la estirpe», explica López.
Actualmente posee 120 vacas de vientre en la ganadería: «Las vacas no las he recudido tras la pandemia; tuve la suerte de vender la camada de eralas, y después lo que sí retoqué fueron los machos, la de saca del 2020, y utreros, erales y añojos», explica el ganadero.
El concepto ganadero que persigue Loreto Charro
El hierro de Loreto Charro persigue el concepto de un toro «que permita realizarse y sentirse a los toreros ,que saque la personalidad que ellos llevan a la hora de torear y que se sientan realizados«. Sueñan, además, con que «esto se normalice, algo que sería en beneficio de todos, y que cada uno, con su ganadería y su concepto de selección y crianza pueda ponerse en su sitio». De momento, «prefiero no ampliar, sino tener camadas cortas para tenerlas en la mano y, a partir de ahí, si la cosa se normaliza y hay más demanda, se ampliaría», concluye.
FOTOGALERÍA: CHEMA URUEÑA E IVI MARTÍN