La historia del toreo se encuentra repleta de grandes faenas que por estar lejos de los grandes escenarios en ocasiones no tuvieron el eco o el peso que merecieron. Obras importantes, llamadas faenas escondidas, que sin embargo son recordadas con el paso del tiempo porque sus protagonistas las recuerdan por todo lo que significaron para sus carreras, por la importancia creativa o evolutiva que sacaron a relucir.
Este domingo en Yecla, una coqueta plaza de la Región de Murcia, fue el escenario de una de esas tardes que se recordará con el paso del tiempo por la entidad mostrada por Joaquín Galdós que firmó una Sinfonía de naturalidad, hondura, compromiso y temple frente a toros de Fermín Bohórquez. Galdós, en plenitud. Un torero que mostró el calado que atesora y que salió a hombros del coso con cuatro orejas y un rabo.