Ha pasado un lustro, cinco años del último paseíllo de Uceda Leal en Las Ventas, su casa, y las sensaciones del torero no son distintas a las anteriores, alrededor de 70, casi nada. Para José Ignacio no hay un récord qué batir, ni el «ganarse una repetición», ni una historia que contar. A él le estimula el presente, esos dos toros que le esperan en chiqueros y poder pegarle ese muletazo que sigue soñando, nada más. Eso le hace feliz. Después será lo que el destino quiera que sea.
Llevamos, José Ignacio, un tiempo en el que tu nombre se ve poco en los carteles, incluso en Madrid. ¿Cómo llegas a este compromiso, en una fecha que siempre ha sido importante para ti?
Es cierto que estos últimos años, también por las circunstancias que vivimos todos, no he toreado tanto como en otras temporadas, pero los aficionados que me han visto han podido darse cuenta de que vivo para mi profesión, que esto es lo que disfruto y que, aunque suene a tópico, es ahora cuando está saliendo lo mejor de mi toreo. Llámalo madurez, poso o lo que quieras, yo lo llamo ser feliz. Es lo que me motiva. A estas alturas de mi carrera, mi ilusión es disfrutar cada tarde y que el público disfrute conmigo. Si consigo eso el lunes, dejar una buena impresión en Madrid, estaré mucho más que satisfecho.
Siempre se ha dicho aquello de que “el banquillo curte”, pero eso suele ser para los que empiezan y ven que su carrera no despega, pero con una trayectoria como la tuya, con 26 años de alternativa, ¿cómo sienta eso de ver que se te anuncia poco?
Cuanto más tiempo pasa se hace más difícil permanecer vigente, que el público te aguante y te quiera ver, pero es que la razón fundamental por la que sigo toreando no es la de anunciarme más o menos que otros, o ser el número uno del escalafón, a mí lo que me mueve es lo que te comenté antes: el toreo es mi vida, me siento torero y el propósito de vida mío es torear, hacerlo cada vez lo mejor posible, porque tengo algo dentro que sé que puedo sacar. Si me moviera una ambición más material, seguramente torear poco me demolería, pero como me mueve otra cosa, poco me afecta. Así que, mientras tenga salud y el físico en condiciones para ponerme delante del toro, seguiré toreando, independientemente de la repercusión que tenga o de los contratos que consiga, porque sé que cuando cuajo un toro soy feliz y también consigo mucha gente se emocione con ello.
¿Ser torero de Madrid, como lo eres en todos los sentidos, y ver que surgen nuevos toreros que se ganan el cariño de tú público, de tú plaza, y se convierten en “toreros de Madrid”, te puede generar algún tipo de celo? ¿Te motiva defender tú territorio?
A estas alturas, no. No tengo celos, al revés, admiro mucho a los toreros que son capaces de triunfar en Madrid, sé perfectamente lo difícil que es y también sé lo que he hecho y loque puedo hacer a partir de ahora. Además, cada que voy a Las Ventas como espectador, el público que ahora se emociona con otros toreros me sigue recordando mis faenas en esta plaza, sigo recibiendo su cariño y eso es muy estimulante. Soy consciente de que el tiempo pasa, que tienes que salir toreros que ocupen esos lugares de privilegio, pero también creo que el público de Madrid es muy especial y necesita ver a esos toreros que hacen suyos, los que disfrutan y que significan algo importante para ellos.
En ese sentido, de que el tiempo pasa y los nuevos ocupan esos sitios de privilegio, ¿has podido sentir en algún momento que quizás, de no llegar a pasar nada importante, esta oportunidad puede ser uno de los últimos paseíllos de Uceda Leal en Madrid?
He pensado tantas veces, sobre todo cuando empezaba, que podía ser mi último paseíllo en Madrid… y ya llevo setenta y tantos. Quiero decir que esta circunstancia la he vivido muchas veces y, sin embargo, siempre he hecho algo para que se me quiera volver a ver. No sé qué va a pasar, pero no quiero pensar que es la última, ni nada de eso, pero porque tampoco lo siento. Lo que quiero es disfrutar y que la gente disfrute conmigo, nada más. Obviamente, con toda la responsabilidad que eso conlleva, con la exposición y el compromiso que esto implica. Lo que si quiero y deseo es que sea especial.
De momento, ya es un 2 de mayo, que siempre ha sido importante para Uceda Leal.
Por supuesto, vestirse de goyesco en Madrid siempre ha significado mucho para mí. Me genera un sentimiento muy bonito y más ahora, con un cartel que me gusta mucho. Me gusta la ganadería, que siempre ha sacado toros bravos y con calidad en esta plaza, y también con los toreros, porque el maestro Ferrera está en un momento grandioso y es una maravilla torear al lado suyo, es uno de esos toreros con los que me gusta compartir una tarde toros en la arena, porque te estimula en la competencia y porque también disfrutas de su toreo. Y de Francisco de Manuel ¿qué te puedo decir? Confirmar o dar una alternativa en Madrid es motivo de alegría para mí, ya son muchas las que he apadrinado y me satisface hacerlo con Francisco, que es un torero que he visto crecer desde muy cerca. De hecho, recuerdo, cuando comenzaba, esos días de entrenamiento en la casa de campo con su padre y me hace mucha ilusión confirmarle la alternativa. Además, siempre he querido que los toreros a los que doy o confirmo la alternativa sientan ese abrigo que yo sentí y las cosas tan bonitas que viví cuando el maestro Curro Romero y los banderilleros me cobijaron en mi alternativa.
Pinche en este enlace o en la imagen para acceder a la fotogalería de Ismael Díaz de Uceda Leal preparándose en el campo.
