Nos tenías engañados, Morante, porque te guardabas la que es, quizá, la faena más rotunda de tus últimos años en Sevilla tras el telón de un segundo imposible al que tampoco quisiste ver y unos primeros tercios al cuarto de Garcigrande.
Llegó hoy la gracia en sus muñecas y la rotundidad en dos series de trazo profundo, ralentizado y de toreo a cámara lenta por la derecha. Qué barbaridad en la forma de proponer –y de no cruzarse más que lo que el toro requería-, de entregar el corazón y de trazar con el alma para llevarse a Sevilla en su toreo. Y al natural viajaron los sueños de quien se sabe en parte dueño de la temporada. In crescendo fue una obra rubricad con una estocada que puso en sus manos las dos orejas.
Morante toreó con todo el cuerpo, enganchó y pulseó las embestidas de un animal con verdad. La faena tomó un vuelo colosal con un recorte de época ¡que forma de torear! Por el izquierdo el toro siguió embistiendo por abajo con una profundidad bárbara. Por ahí se durmió en naturales eternos, de zapatillas asentadas, mentón en el pecho y toreo con las yemas. Una faena que fue un compendio de armonía, ritmo y caricia. Toro que cuanto más le apretaba más se reducía. El de la Puebla estaba soñando despierto, estaba volviendo a cuajar en su plaza una de esas faenas que recordaremos durante toda la vida. La plaza en ese momento era un manicomio. Finalizó su labor con otra serie al natural en el que todo fue muñecas y cintura. Sevilla estaba ya rendida a sus pies. Tras una estocada casi entera paseó las dos orejas del astado.
Morante, el toreo. Y consiguió el trazo más profundo que ha logrado en esta plaza en los últimos años. Nos tenía engañados en una primera parte del festejo en el que todo parecía ir condenado al ostracismo… y acabó en gloria. Las cosas de los genios.
Antes, Juli dejó una faena de suprema inteligencia al tercero: sabía de la nobleza del astado, de ahí su quite por chicuelinas. Todo lo hizo a favor de obra, aprentando al astado en la media final. Toro al que cuidó siempre Julián, todo se lo hizo con suma despaciosidad, si le apretabas perdía las manos. Le fue puliendo los defectos poco a poco, gracias a ello el toro sacó el fondo que tenía. Por el izquierdo tendía a quedarse más cortito. Volvió a derechas para cincelar dos series limpias y templadas. Una faena que fue in crescendo gracias al buen trato del madrileño. Gracias a ello consiguió robarle dos series más a zurdas. El público estaba metida en una faena que fue un compendio de cabeza, temple y alturas. Tras pasaportar al animal de estocada y descabello saludó una ovación tras una insuficiente petición de oreja. No hubo opciones más que para sacar agallas e inteligencia ante el quinto, otro deslucido de Torrestrella al que dejó una obra con cabeza.
Un derroche de entrega fue el de Manuel Perera en la tarde de su doctorado. En el primero, el toro embestía con la cara alta y sin emplearse, saliendo airoso Perera de tal envite. Tras cederle Morante los trastos brindó en el centro del ruedo. El de Torrestrella embistía con todo, era un vendaval, y Manuel acusó el envite. Se le vio siempre a merced del toro en una faena que fue todo pundonor. Toreó con la muleta retrasada a un toro con artistas y complejidad en sus embestidas. Puso todo lo que llevaba dentro pero la falta de rodaje era más que evidente. Mató de pinchazo y media estocada, saludando una ovación. La del sexto fue una obra también de entrega y pundonor desde la portagayola de recibo: destacó sobremanera tras el inicio de faena de rodillas en algunos muletazos al natural de buena colocación y trazo. La estocada, en lo alto, tardó en hacer efecto, lo que evitó el premio final en una tarde en la que la magia de Morante no avisó.
FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Feria de Abril. Décimo tercera de abono. No Hay Billetes.
Toros de Torrestrella, correctos de presencia. Con disparo y genio el complejo y exigente primero; de incierta embestida el descastado y geniudo segundo; con nobleza y buen embroque a media altura el manejable pero justo de fuerzas tercero; devuelto el cuarto; de franca, humilladora y enrazada embestida el gran cuarto de Garcigrande; con nobleza el aplomado y soso quinto; de anodina embestida el medido de raza y apolomado sexto.
Morante de la Puebla: pitos y dos orejas.
El Juli: ovación y ovación.
Manuel Perera, que toma la alternativa: ovación y ovación tras aviso.