El pasado sábado nos despertábamos con la siguiente noticia: «Balañá se niega a reabrir la Monumental pese a que José Tomás le ofrece encerrarse con 6 toros«. De inmediato, el titular corrió como la pólvora tanto por los teléfonos móviles de los aficionados taurinos como por las redes sociales. Lo recogía una columna de Salvador Sostres en ABC que, pese a publicarse el 4 de junio, no hacía referencia a este 2022 sino a aquel lejano 2020 en el que la pandemia nos dejó sin toros. Una intención que se topó, según cuenta Sostres, con la negativa de una familia Balañá, que se negó y no quiso enfrentarse ni con el Ayuntamiento ni con la Generalitat.
Una columna -la de Sostres- en la que se habla pormenorizadamente de dicha oferta y la negativa de la familia a reabrir la plaza pese a que la prohibición fue anulada por el Tribunal Constitucional y, por tanto, se pueden celebrar festejos taurinos con normalidad en esta comunidad autónoma. Según Sostres, habría podido más la salvaguarda de sus negocios que una tauromaquia a la cual le debe su inmensa fortuna esta familia catalana. De ahí vinieron otros negocios como cines o teatros, esos que hoy en día siguen explotando. Pero la historia de esta familia no se entendería sin los toros, tanto Pedro Balañá Espinós como su hijo Pedro Balañá Forts tuvieron claro que la tauromaquia era su seña de identidad que muchos años les dio de comer e hizo amasar una fortuna de la que ahora disfrutan sus herederos.
Una familia que tuvo en la figura de Pedro Balañá Espinós a un fiel defensor de la tauromaquia, que llegó a explotar las plazas de toros como La Monumental, El Torín y Las Arenas en Barcelona. También fue apoderado y empresario de muchas plazas del levante español, así como de algunas de las Islas Baleares. Un hombre que fue fiel a sus raíces y que nunca olvidó de donde venía. Con el paso del tiempo parece que sus herederos han variado es forma de pensar.
«José Tomás toreará la semana que viene en Jaén, pero antes de la pandemia le ofreció a Balañá torear 6 toros 6 por Sant Jordi y otros tantos por La Merced»
‘El problema son los buenos’ titulaba Salvador Sostres en su columna ‘Todo irá bien’ de ABC, y a continuación reproducimos algunas de sus partes más granadas.
José Tomás toreará la semana que viene en Jaén pero antes de la pandemia le ofreció a Balañá -propietario de la Monumental de Barcelona- torear 6 toros 6 por Sant Jordi y otros tantos por La Merced. Pese a que la prohibición taurina en Cataluña está derogada por el Tribunal Constitucional, Balañá declinó el ofrecimiento por no enfrentarse a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ni a los sectores más catetos del independentismo (…)
La familia Balañá hace años que pudo haber devuelto los toros a Barcelona y mantener la Monumental perfectamente abierta, pero ha preferido contemporizar, doblegarse a la tiranía, y salvaguardar su negocio de multicines y palomitas. Yo podría respetarles si fueran antitaurinos y con su actitud defendieran su posición sobre el asunto, pero son una familia de alta tradición taurina que simplemente no quieren dar la cara ni pagar el precio por defender la Fiesta y la libertad.
Están en su derecho, tal como yo tengo también el derecho a advertir que acudir a sus cines no es neutro, porque es por lo que nos vendieron. Nuestra mayor libertad es lo que hacemos con nuestro dinero, y yo no voy a dárselo a quien por Sant Jordi y La Merced me dejó sin José Tomás.
El mito de Galapagar y Barcelona, unidos por la historia
Igual que no entenderíamos la historia de Barcelona sin su plaza de toros, tampoco sería lo mismo sin la figura de dos hombres que hicieron de Barcelona la ciudad más taurina de España, algo que los partidos nacionalistas no podían permitir. Pero pese a ello la tauromaquia en Barcelona siguió latiendo, siguió congregando a multitud de aficionados tarde tras tarde, la cual se agarró a un torero que eclosionó a mediados de los 90. Un diestro madrileño que siempre sintió a la Monumental como suya y que pese a todos los palos en la rueda nunca falló a su cita por Sant Jordi y La Merced: José Tomás.
Desde que tomara la alternativa en La Monumental Plaza México hasta su retirada en 2002 tuvo a Barcelona entre sus plazas predilectas; también fue la plaza que acogió su vuelta en junio de 2007. Allí ha cosechado grandes triunfos, se ha batido el cobre con las máximas figuras del toreo, incluso ha conseguido indultar a un toro tras una obra memorable. Un torero que ha rivalizado en mano a mano, incluso ha llegado a torear en solitario ante una plaza hasta la bandera. José Tomás es Barcelona y Barcelona es José Tomás. Tras el adiós en 2011, el madrileño no ha podido pisar este ruedo vestido de torero, una plaza por la que siempre apostó y que tanto le dio. Ahora le cierran -según Sostres- la puerta en la cara, una pena porque ni la afición catalana ni José Tomás se merecen este trato.