PAMPLONA

¿Por qué Adolfo Martín ya no lidia en Pamplona?


sábado 6 julio, 2024

La vacada cacereña lidió su primera corrida de toros en la Monumental navarra en julio del 99, repitiendo posteriormente en los años 2000, 2003 y 2014.

Adolfo
Un toro de Adolfo Martín en el ruedo de Móstoles el pasado sábado. © Copa Chenel

Desde hace varios años los aficionados van viendo cómo paulatinamente ciertos hierros van saliendo de esas Ferias donde antes eran un fijo. Son vacadas que, debido a su personalidad, han sido dadas de espalda tanto por las máximas figuras del toreo como por otra serie de espadas que ven con mejor agrado anunciarse con otras. Salvo Madrid, Bilbao o Pamplona, gran parte de las plazas de primera han abandonado ese tipo de corridas ‘duras’ o ‘toristas’ que siempre tuvieron su público.

Divisas que han sido durante lustros santo y seña de una Fiesta donde la diversidad siempre debe ser tenida en cuenta para no caer en esa monotonía que sería la puntilla de una fiesta que sustenta en la emoción. Muchos ganaderos, viendo el panorama que se avecinaba, decidieron bajar la persiana para cortar esa hemorragia que únicamente les llevaba a la ruina. Éstas son un número importante de divisas que propiciaron el triunfo de una amalgama importante de toreros y novilleros que cambiaron su vida gracias a la importancia que se le daba estar por encima de animales encasillados como ‘encastados’, pero con ese fondo que permitía el triunfo.

De ese tipo de ganaderías hay un pequeño reducto que siguen apostando por la sangre Albaserrada, tres hierros que proceden del mismo tronco y que con sus subidas y bajadas han sabido mantenerse en la élite. Una serie de vacadas por las que apostó una MECA que tenía claro que este encaste debía estar presente en la Feria del Toro de Pamplona. Hablamos del hierro abulense de José Escolar y los cacereños de Victorino y Adolfo Martín, tres ganaderías con personalidad propia que este año han lidiado de forma consecutiva en la primera plaza del mundo.

El primero en debutar en la capital navarra fue el de Adolfo Martín, vacada que lidió su primera corrida de toros en julio del 99, repitiendo posteriormente en los años 2000, 2003 y 2014. Un hiero que ha estado presente únicamente cuatro tardes en una plaza que ha visto la hombría de muchos espadas al sobreponerse a las correosas embestidas de una serie de toros que vendían caro su muerte. Pese a ser un hierro de gran exigencia para el torero, Adolfo Martín también suele lidiar toros que embisten al ralentí, animales que recuerdan mucho a sus hermanos criados al otro lado del charco.

Según expuso este medio, existe un motivo de peso que ha relegado al banquillo a las ganaderías de Victorino y Adolfo Martín, dos hierros con un caché elevado ganado a base de regularizad y corridas importantes. Se trata de otro hierro de la misma procedencia, una ganadería que lleva ya varios años acudiendo a la Feria del Toro: la divisa de José Escolar, vacada que cuya sola mención causaba pavor a profesionales y aficionados, motivo por el que su presencia creaba expectación entre los pamploneses.

Victorino y Escolar, dos hierros del mismo encaste que también han dejado su huella en la Monumental

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Toro de José Escolar para Pamplona. © R. T.

Pese a ser un hierro de gran importancia dentro del escalafón todavía no ha conectado con la afición pamplonica, una ganadería que, por el momento, no se ha llevado ni el premio Feria del Toro a la corrida más completa del abono ni el Carriquiri al ejemplar más bravo del serial, algo que tampoco consiguió Victorino Martín pese a lidiar en 2006 a un gran «Hebijón» al que Antonio Ferrera le paseó los máximos trofeos tras ser herido por el citado animal en el tercio de banderillas.

De los tres hierros antes citados, José Escolar ha sido el unció que se ha llevado el premio Carriquiri al toro más bravo de la Feria, fue con «Costurero» toro marcado con el número 112 y lidiado por el diestro Paco Ureña allá por julio de 2015, animal al que le pasearía la oreja tras una faena donde estuvo a la altura de un ejemplar humillador pero con carácter, un astado con el que el murciano estuvo muy encajado para construir una labor templada y ligada.