ENTREVISTA

Alejandro Marcos: «En 2022 quiero ser el orgullo de Salamanca, una tierra tan torera»


viernes 15 octubre, 2021

"Me gustaría confirmar la alternativa; desde 2017 que me doctoré no he podido ir a Madrid y ahora es algo que me inquieta y que me ilusiona", expone el torero charro en una amplia entrevista con Cultoro.

Alejandro Marcos

Marco A. Hierro

Morante no se equivocaba cuando vio años atrás que de un joven de Fuente de San Esteban brotaba el toreo caro y que era cuestión de tiempo que aquello explotara. Y reventó de toreo este año en La Glorieta: le brotó del alma a Alejandro Marcos eso que se siente y que se interpreta de forma innata, y el alma en esto es eso que surge para regir los vuelos y que sean las muñecas las que se atrevan a dirigir el movimiento. A Marcos tenía que valerle todo en su compromiso en la Feria para que la apuesta del genio no desfalleciera, y estalló la conjunción perfecta cuando ese berrendo colorao de Paco Galache pisó la arena con una embestida franca. La Glorieta rota con él. Morante sonreía desde el callejón. Bien sabía el de la Puebla lo que había en este torero. El mérito de la despaciosidad y el sabor de la torería que el genio bien conoce. Eso le valió una nueva tarde -por sustitución- y una oreja más al esportón en el abono charro. Hoy, nos citamos con el joven que tiene el universo entero por delante en 2022.

Ha sido una temporada corta pero intensa para ti. Salamanca, ¿ha sido un reencuentro o un encuentro?

Esta temporada hay tardes como la de Arévalo en la que sí había salido un Alejandro Marcos parecido al que yo buscaba, pero hasta que no llegó a un sitio como Salamanca, no explotó de verdad.

Tras ser un novillero con una enorme proyección y estar a la cabeza de todos, ¿qué pasó después?

Mis inicios fueron muy ilusionantes y, tras ello, sabemos que es difícil pero me acomodé y me pensé que esto sería más fácil de lo que era. Y cuando van pasando los años y tocas fondo, te das cuenta lo bonita que es la profesión y todo el tiempo que le tienes que dedicar a ella.

Y eso también te enseña que cuando llegas al momento de madurez, no lo puedes dejar escapar.

Ya sé lo que es despistarse, y lo de que las cosas no salgan. Pero desde hace tres años, estoy más concentrado, esforzándome más, y es cuando están saliendo los resultados. Yo sabía que el toreo que hacía gustaba y creía que con eso era suficiente, pero esto es mucho más amplio y más sacrificado.

Lo defines bien: tu concepto es para el aficionado. Tu toreo gustaba, pero el profesional atisbaba en Alejandro Marcos un fondo mucho más amplio.

Por eso al principio no se me exigía tanto, pero al final me llevó a estar parado. Antes, el aficionado se conformaba con las maneras o con lo que se intuía, pero tomé la alternativa y todo se paró. El último año de novillero me desinflé un poco y, aunque desde que soy matador las cosas funcionas de otra forma, hay que seguir dando golpes fuertes como el de Salamanca.

Ahora no te queda más remedio que volverte a levantar y ponerte a hacer lo que sabes, que es torear.

Al final, es una cuestión de madurez. Todo esto me ha servido para saber ver que lo que funciona es lo que estoy haciendo ahora, estar metido en la profesión, las inquietudes que tengo en el toreo, las conversaciones en torno al toro… y todo eso es un aprendizaje continuo que me apasiona.

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¿Cuántas veces te dijo todo esto el maestro Juan José?

Muchas. Todas, desde los inicios. No se cansó de decírmelo. Su mayor consejo fue que lo que yo le diera al toro, lo iba a recibir. Y he tenido que pegarme un buen golpe para darme cuenta.

Por delante, un plan de ruta.

Sobre todo, quiero seguir mejorando y echar un invierno igual que los últimos años. Que cada embestida me sirva, que me conmueva querer crecer todos los días, y profesionalmente me gustaría confirmar la alternativa. Desde 2017 que me doctoré no he podido ir a Madrid y ahora es algo que me inquieta y que me ilusiona. Me encuentro en un momento bueno para que pase algo de verdad.

¿Cómo son las embestidas del toro de Galache que de repente dejaron de valorarse en la Fiesta?

Súper especiales. He estudiado estos años tanto todo y he visto tanto que no me sorprendieron para nada. Es un toro que hay que dejarle la muleta muerta, que él la coge cuando quiere y a un ritmo muy lento, más que otros encastes. Hay que darle mimo y lentitud y así te lo devuelven ellos. Y ese rato que se tiran embistiendo te hace vaciarte poco a poco, pero de forma intensa.

No todo el mundo puede coger el aire a esa embestida, ¿no? No es lo mismo un toro que corra que uno que camine.

No, son embestidas muy diferentes al toro que estamos acostumbrados. Este toro no embiste por inercia, sino por toreo.

¿Cómo es eso de volver a tu plaza y mirar a un lado y al otro y ver a esos dos pedazo de toreros con los que compartiste cartel el primer día?

Es muy emocionante y muy ilusionante. Para mí ha sido un premio y lo quería aprovechar. Era la tarde que yo necesitaba en mi tierra para poder demostrar lo que quiero: ser el orgullo de esta tierra tan torera.

Foto: Estefanía Azul – BMF