EL AÑO DE...

El año 2024 de Diego Urdiales: 25 años de alternativa y de poso en las Ferias


martes 5 noviembre, 2024

El riojano ha pisado cosos de primera categoría como Sevilla, Madrid (doblete), Pamplona, Dax o Bilbao y ha dejado su sello personalísimo en la temporada de su 25 aniversario de alternativa.

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Urdiales este año en Madrid. © Luis Sánchez Olmedo

Con la temporada recién finalizada, es el momento de hacer balance de un 2024 en el que poco a poco el número de festejos mayores y menores va subiendo de forma paulatina. Pese a no ser un año especialmente cargado de festejos para Diego Urdiales, el riojano ha pisado cosos de primera categoría como Sevilla, Madrid (doblete), Pamplona, Dax o Bilbao, cinco plazas de enorme peso en la temporada donde se anunció con hierros de acusada personalidad.

Núñez del Cuvillo fue la vacada elegida para su compromiso allá por el mes de abril en el coso del Baratillo, en Madrid optaría por Alcurrucén y Román Sorando, siendo el gaditano de La Palmosilla la divisa con la que se anunció allá por el mes de julio en la capital Navarra. Torearía los astados santacolomeños de La Quinta en el ruedo francés de Dax, apuntándose a un encierro de Puerto de San Lorenzo y la Ventana del Puerto para su cita con la afición bilbaína.

Una de las faenas de su temporada la realizó en el coso del Baratillo a un ejemplar de gran clase y entrega al que le paseó una oreja. Daría una vuelta al ruedo el 10 de mayo en el coso capitalino. No tocaría pelo en Pamplona, saludando una ovación en el primero de su lote en la siempre exigente Dax, quedando inédito en su paso por Vista Alegre, un coso donde no pudo reeditar triunfos pasados.

Diego no es uno de esos toreros que se mide por el corte de orejas cortadas, sino por las sensaciones vividas por el aficionado en la plaza. Ha hecho catorce paseíllos en una temporada donde también se anunció en varios festivales como el del pasado 20 de octubre en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Seis han sido las tardes donde se ha anunciado en cosos de primera categoría, únicamente dos en ruedos de segunda y otros seis en plazas de tercera.

Una deslucida tarde de Alcurrucén en Arnedo para abrir temporada

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El 16 de marzo fue la fecha elegida para la celebración del primer festejo de la Feria de San José en la localidad arnedana. Una tarde donde se llenaron los tendidos para ver un cartel formado por José Antonio Morante de la Puebla, el propio Diego Urdiales y Alejandro Talavante con una corrida de Alcurrucén que no acabó de romper. La única oreja la pasearía el extremeño en el sexto de un festejo donde el riojano dejó detalles de su personal concepto, mostrando este disposición ante un lote que no contribuyó al triunfo.

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Sevilla y una de las faenas de su temporada en el viernes de Preferia

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Prácticamente un mes después de su primera corrida del año en suelo español llegaba la tarde de Sevilla, coso donde Urdiales siempre es esperado. Festejo celebrado el 12 de abril, ese donde nuevamente Talavante trenzaría el paseíllo junto a Diego, torero que también estaría flanqueado por un Daniel Luque que esa tarde saldría en hombros por la Puerta del Príncipe tras pasear un total de tres orejas.

Pero dentro de una tarde con el corte de varias orejas, una de las faenas de mayor calado fue la realizada por Urdiales al primero de la tarde, un astado de gran temple y nobleza pero medido en su fortaleza al que Diego le realizó una labor de guante de seda que contamos así ese viernes de preferia:

Pantomino” llevaba por nombre el primero de la tarde, un animal de Cuvillo de gran nobleza y templanza pero al que le faltó mayor viveza en sus embestidas. El riojano buscó desde el primer momento imprimirle suavidad al trazo toreando siempre con la cintura y las muñecas. No fue fácil el Cuvillo, de apretarle perdía las manos, pero si lo llevabas a media altura protestaba.

El inicio fue siempre a favor del astado, toreando a este en línea y buscando poco a poco llevárselo atrás. A derechas lo pulseó en redondo con suavidad imprimiéndole empaque a cada muletazo. A zurdas fue cuando el animal cogió ritmo de verdad, por ahí se fue tras los vuelos en dos series donde el toreo fluyó sin necesidad de forzar la figura. Toreó con todo el cuerpo, le puso alma a un trasteo donde acarició las embestidas del enclasado animal. Diego le puso esa chispa le faltó al toro para cincelar una obra donde siempre estuvo presente la gracia toreadora. Acertó en terrenos y alturas, en imprimirle suavidad a la embestida de un astado que se fue apagando como una velita. La estocada puso colofón a una labor de guante de seda premiada finalmente con una oreja.

Su doble cita en San Isidro tras un recital capotero en Gamarde

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Tras la oreja paseada en Sevilla, y previo a su doble cita en Madrid, Urdiales dejaría un recital capotero en el país vecino. Fue ante el cuarto toro de la tarde, un ejemplar de Castillejo de Huebra con el que se sitió toreando a la verónica, rematando este extraordinario recibo con dos medias al ralentí. Antes ya se había soltado con un primero al que también dejó un torero recibo por el mismo palo.

Tras el suceso capotero en tierras galas tocaba volver a verse las caras con la afición venteña, esa que ya ha disfrutado de faenas de gran calado realizadas por el diestro de Arnedo. Urdiales sellaría una obra de gobierno ante un tercero con calidad pero que se fue apagando como una velita, un ejemplar con el que dio una vuelta al ruedo para descorchar la primera de Feria. Una faena que tuvo enjundia y pasajes de gran toreo, quedándose este a las puertas de pasear la primera oreja del ciclo. Así la narramos:

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 Diego Urdiales, a esta hora, se estará preguntando si se han enterado bien de las dos series de naturales al tercero, toro serio, entipado y con cuajo, al que le construyó Diego desde cero para que mantuviera su validez e interpretó el del cemento que había venido el animal de Toledo con las orejas colgando. Es para no darle más vueltas, porque si no, se vuelve uno loco. Sabe Diego lo que expuso, lo que propuso con el vuelo -no quería toques el de Alcurrucén-, lo que logró precisando la altura para que no se cayese, por un lado, ni protestase, por el otro. Limó, limpió y pulió la arrancada, la mantuvo después, sustentando en la inercia el inicio, y terminó dibujando con la zurda vertical, hierático, desmayado y puro. Muy puro siempre. La cara del de Arnedo era de estar orgulloso de lo logrado en la cara, una vez muerto el funo de una estocada de libro. Por eso se encaminó sin una duda por el anillo para saludar la vuelta al ruedo -petición había habido-, mientras le quedaba la sensación al aficionado nuevo de que la estaba dando por su cuenta. Y nada más lejos de la realidad, pero eso no lo enseñan los tópicos.

Un rotundo Urdiales pesca premio en Soria y se va de vacío de Pamplona tras una soberbia obra sin acero al bravo primero

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De Julio de la Puerta fue la corrida de Soria, un festejo donde Diego Urdiales dejó una tarde de gran calado en la afición. Al primero le pulió los defectos a base de temple y buena colocación haciendo que este finalmente se deslizara tras la pañosa. Una faena donde todo lo hizo con pulcritud. Con el cuarto dejaría los muletazos más caros de la tarde ante un astado medido de fuerzas, dejando el riojano momentos de poso y reposo por ambos pitones. Hizo un esfuerzo con el toro, ese que no tendría en cuenta un palco presidencial demasiado cicatero.

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Volvía Diego Urdiales a Pamplona, plaza donde dejó una obra de toreo caro al exigente y bravo primero de La Palmosilla. Gallardío llevaba por nombre el animal de La Palmosilla que salió suelto de las telas de Diego Urdiales. Empujó con la cara arriba en el peto de Manuel Burgos, saliendo nuevamente suelto de la suerte y queriendo irse a terrenos de sol. Al tendido y al cielo brindó el arnedano, que comenzó domeñando por bajo y rematando con garbo la condición de un toro que tenía querencias, pero que con mano baja y toque firme repetía con codicia.

Y dejó Diego una siguiente serie de mucho gusto por la diestra, ante un toro que humillaba pero al que había que sujetarlo en los medios. Por la zurda dejó naturales muy caros, y cierres de serie de canela en rama. Los ayudados por abajo y una trincherilla fueron el gran cierre de obra, antes de que un pinchazo empañase la obra, seguido de una estocada y varios golpes de descabello que echaron por tierra una labor de gran importancia a este interesante primero de La Palmosilla.

El percance de Azpeitia en pleno inicio del mes de agosto

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La cogida a Urdiales. © Luis Sánchez Olmedo

Se anunciaba Diego con los toros de Ana Romero en Azpeitia, una ganadería clásica en esta plaza que no le dio suerte al diestro de Arnedo al ser prendido este por el primero de la tarde. El complicado astado hizo por el arnedano a la hora de estoquearlo dándole un fuerte golpe en las costillas. Este fue un toro que no puso las cosas fáciles durante la lidia y su faena de muleta, quedándose muy corto siempre y reponiendo. Urdiales se sobrepuso a la condición andando este por encima de las circunstancias.

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Diego Urdiales tras la cogida. © Luis Sánchez Olmedo

No volvería a los ruedos hasta el 16 de agosto en el coso soriano de Burgo de Osma. Una tarde donde se lidiarían ejemplares de Francisco Sorando, anunciado en los carteles como Sorando, en la que compartió cartel junto a Ginés Marín y Tomás Rufo sin suerte con el lote.

Dax y Bilbao, dos puertos de montaña en pleno mes de agosto

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«La lluvia, los aceros y una complicada corrida empañan una tarde de arrestos de la terna«, titulábamos aquella tarde del 17 de agosto en la francesa plaza de toros de Dax, una tarde donde la terna se fue de vacío en un festejo que había levantado gran expectación entre los aficionados. Urdiales dejó buenos momentos ante el primero de La Quinta en el que es ovacionado, una faena donde el riojano pulió con habilidad y técnica los defectos del toro.

Ovacionado Diego Urdiales con el primero, al que saludó con el capote dejando verónicas de buen trazo, y una media en el centro del ruedo. Picó Pedro Morales «Chocolate», lidió Víctor Hugo Saugar y parearon El Víctor y Tito. Entendió bien al cárdeno el arnedano, pero no caló la obra en medio de un ambiente frío por la llovizna en el coso. Dejó momentos por la derecha de mucho calado, con el mentón hundido en el trazo, y naturales aislados pero de muy bella factura. Dejó una estocada un punto baja y fue ovacionado.

De mucha seriedad el cuarto, que daba un feo tornillazo al final del viaje y con el que tuvo que hacer un esfuerzo Urdiales. Dejó finales de serie con sabor, además del prólogo de obra. Hubo detalles de toreo caro, pero la condición del toro no permitió más.

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Prácticamente una semana después hizo el paseíllo junto a Pablo Hermoso de Mendoza y Juan Ortega en plana Semana Grande de Bilbao, una tarde donde el ganado tampoco ayudó para reeditar triunfos pasados por parte de un espada muy querido por una afición que lo tiene entre sus toreros predilectos. Pocas opciones le dio un segundo tris de Valdefresno, ejemplar parado que se terminó rajando, imposibilitando así cualquier tipo de lucimiento. Imposible se puso el quinto, ejemplar manso y muy violento en la muleta perteneciente al hierro del Puerto de San Lorenzo.

Sin suerte en Tarazona de Aragón y Almazán

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Diego. Urdiales.

No tuvo suerte Urdiales en su paso por Tarazona de Aragón debido a la condición de los dos animales que le cupieron, ejemplares de Sancho Dávila y Valdefresno que no posibilitaron el triunfo que venía a buscar Urdiales. Dejó pasajes sueltos ante un primero de gran clase, pero nula fuerza, no pudiendo meter en el canasto a un quinto con carácter y cierto genio que nunca se entregó. Para cerrar el mes agosto se anunciaba una corrida de Hnos. Domínguez Camacho en la soriana plaza de Almazán, tarde donde Urdiales pescó premio con el primero y se fue de vacío con un cuarto que no dio demasiadas opciones.

Logroño se rinde ante el toreo de Urdiales por San Mateo

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Las de Logroño fueron dos faenas para analizar que calaron en sus paisanos, que volvieron a disfrutar del toreo profundo y roto de un espada con mayúsculas. Pero ese triunfo que tenía que venir de la mano de la salida en hombros no fue autorizada por un usía que se negó a sacar el pañuelo que le otorgaba la puerta grande. Una exigencia que no se vio con otros toreros y que privó al diestro de Arnedo de cerrar su temporada con una foto en hombros. Así lo narramos:

Templado fue el recibo de Urdiales al primero de la tarde, un toro de Juan Pedro que la tomó con nobleza y al que el riojano le dibujó una media de cartel. Talavante entró en su turno de quite para tomarle el pulso a la tarde cerrando el mismo con una garbosa revolera. En los medios comenzó Diego su labor con unas primeras tandas de derechazos citando de lejos y llevando metido en la pañosa al toro con muletazos largos que propinaron los primeros oles de la tarde. Al natural se encajó en series de muletazos largos, esos donde sacó a relucir su personal concepto del toreo. No le apretó en demasía a un toro con virtudes pero al que no le sobraba la raza. Acarició la noble y enclasada condición del animal en una labor muy torera dentro de un trasteo donde se abandonó el riojano regalando a los presentes una faena con el denominador común de la despaciosidad. Tras una estocada efectiva le fue concedida una oreja pese ser pedida la segunda por parte de una plaza que saboreó todo lo que hizo el arnedano.

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Huidizo y suelto salió el tercero de la tarde, un animal al que saludó a la verónica Urdiales. Por bajo comenzó su labor el riojano a un toro que en las telas tuvo cierto ritmo. Doblones y ayudados por bajo de un enorme sabor ante un ejemplar sosito y de poco celo. Con temple y sabiduría fue metiéndolo en el canasto ligando muletazos por ambas manos donde puso todo de su parte para empujar la embestida del Juan Pedro. Hubo una tanda con cambio de mano con el sello de la casa poniendo los pelos de punta y a la gente en pie. Al natural basó su labor corriéndole la mano con cadencia al astado sevillano. Faena de despaciosidad y naturalidad ante un Juan Pedro con mucha nobleza pero sin ese empuje necesario para que la labor alcanzara altas cotas. Tras un pinchazo y una gran estocada no le fue concedida una oreja pedida por la mayoría de la plaza, saludando este desde el tercio. Pitos a la presidencia por llevarle la contraria a una plaza que pidió de forma unánime la oreja.