En múltiples ocasiones los toreros se ven rodeados de ciertas personas que acaban perjudicando a sus carreras, apoderados que buscan un rendimiento económico rápido o incluso algunos que se acercan a ciertos espadas con el único propósito de quitarle las plumas a gallina de los huevos de oro. Pero también hay muchos otros que se mantienen en el barco pese a ver que éste zozobra peligrosamente; ellos confían ciegamente en su torero, con el que comparten momentos que recordarán de por vida.
Hace tiempo que el apoderado independiente quedó relegado a una posición de escasa fuerza debido a la proliferación de casas empresariales que garantizaban al torero un número de contratos al año; los llantos venían al hacer las cuentas una vez terminado el ejercicio. El toreo es grandeza, y los números deben ser para los contables, pero no para aquellos que se juegan la vida delante de la cara del toro.
Uno de esos toreros que ha pasado por todo tipo de manos fue Morante de la Puebla. De Leonardo Muñoz, padre del diestro Emilio Muñoz, pasando por el malagueño Miguel Flores, José Luis Marca, Álvarez Canorea, Manolo Macías, Manolo Camará, José Luis Peralta, Rafael de Paula, José Sánchez Benito, Curro Vázquez, Antonio Barrera bajo el paraguas de Alberto Bailleres (ETM), Manolo Lozano, Toño Matilla hasta llegar a Pedro Marques.
El portugués es el mejor amigo del matador hispalense y uno de los causantes del buen momento que ha atravesado todos estos años. Un amigo que entiende perfectamente aquello que pide el sevillano, sabe apretarle cuando tiene que hacerlo y darle su espacio cuando llega el momento. Dentista de profesión, Pedro ha sabido que ahora era el momento de subirse a este barco para acompañar a José Antonio en esta travesía.
Como ya escribió nuestro director en un artículo publicado en Cultoro allá por abril de 2023, “Pedro ejerce de apoderado porque estaba cansado de ver cómo le ataban las manos y la mente al mayor genio que ha dado la historia, porque le ardía la barriga al ver cómo intentaban controlar esa bipolaridad tan manoseada sin que a nadie se le ocurriese que esa era la característica que lo convertiría en leyenda”.
Marques es el apoderado que ha conseguido que el duende de la marisma despliegue todo su genio y entre en la historia descerrajando la Puerta del Príncipe en la recordada tarde del rabo, pero hubo alguna más y no únicamente en el dorado albero hispalense. Pedro no se considera apoderado al uso, es más el amigo de un torero al que le ha tendido la mano en infinidad de ocasiones. Ha estado junto a José Antonio en las duras, momento donde se ve realmente quien está por interés y quien por lealtad. Ahora es un buen momento para subrayar su nombre como uno de los artífices de la vuelta de un torero al que hacía tiempo que se le echaba de menos.
