Morante de la Puebla tomó parte, el pasado sábado, en la corrida que se celebró en el coso cubierto de Moralzarzal (Madrid), organizada por Espectáculos Marisma, en la que tomaba la alternativa el salmantino Javier Blanco, que aunque llevaba casi tres lustros sin vestir el traje de luces, quiso doctorarse y retirarse en la misma jornada.
Morante sustituía, en esta tarde, al lesionado José María Manzanares, que recibió una cornada envainada en la pasada Feria de Fallas de Valencia, lo que le ha hecho perderse compromisos de la importancia de Valencia (tenía una segunda tarde en la Feria, en la que no pudo comparecer), Castellón por su Feria de la Magdalena o este de Moralzarzal, donde iba a ser el padrino de Blanco. Y finalmente lo fue José Antonio en presencia de Alejandro Talavante.
Una de las sorpresas de la tarde llegó en el brindis de Morante a Paco Alcalde, uno de los precursores del famoso par de banderillas sentado en una silla. Con ello, saldaba una deuda que el toreo tiene con quien ha sido un matador y posteriormente subalterno de grandes facultades y por desgracia olvidado de los focos en la actualidad.
Paco Alcalde, natural de la localidad ciudadrealeña de Alamillo, se forjó en las capeas de los pueblos, como hiciera también Andrés Vázquez, fue uno de los toreros de moda para el gran público desde mediados de los 70 hasta mediados de los 80, cuando su portentosa capacidad para dar espectáculo, especialmente en el tercio de banderillas, le valió superar los 70 festejos en numerosas temporadas.
Hizo suya la famosa suerte de banderillear desde una silla de mimbre, que después recuperaría Morante en una corrida goyesca, en Ronda. Se hizo banderillero en 1994, una vez que disminuyó el número de contratos, y ha sido apoyo y consejero de muchos matadores de toros. En la actualidad es director de la Escuela Taurina de Moralzarzal, que tiene una nueva etapa.
Para Paco fue el brindis de Morante, que luego selló una obra de pinceladas artísticas; lo mejor, el inicio rodilla en tierra, puesto que luego el animal no sacó el fondo necesario para seguir la tela. Pero, sobre todas las cosas, quedó esa obra de genio al segundo de la tarde y, luego, el brindis a Paco Alcalde en el segundo.
