En el campo bravo madrileño pasta una de las ganaderías más especiales que hay en nuestra piel de toro: a orillas del Río Tajo —en las cercanías de Fuentidueña de Tajo— se encuentra la finca ‘Bellalucía’. Se trata de una explotación de unas 12 hectáreas que da cobijo a unas 140 vacas de vientre, varios sementales y toda la rastra que viene detrás. Una finca pequeña, pero que —de momento— puede dar cobijo a esta cantidad de animales.
Su ganadero es Julián Gómez Carpio, recortador, banderillero, empresario y ganadero, un enamorado del campo bravo que ha conseguido crear una ganadería muy especial a partir de varias procedencias. Ahí pastan los míticos caras blancas, astados que tienen una particularidad, sus caras —como ya desliza su nombre— son blancas, algo que le da un punto de distinción a los animales de su ganadería. Desde 2016 con gran esfuerzo e ilusión fue cimentando su nueva ganadería, un proyecto que hoy en día es una realidad.
El hierro de Bellalucía está compuesto originalmente por animales de Núñez del Cuvillo y Laurentino Carrascosa, llevándose ambas sangres por separado. Por su parte, la vacada de Caras Blancas de Carpio se formó con vacas y sementales de D. Giménez Indarte, procedencia Marqués de Villamarta, “Murube-Urquijo” y “Ganadería Marqués de Domecq”, cruzando esta sangre posteriormente con vacas de El Freixo.
Dos ganaderías que su propietario cuida con mimo
Dos ganaderías que su propietario cuida con mimo, guardando el secreto de ese toque que hace a una de ellas diferente al resto. Al final, la sangre de Osborne, Cuvillo, Torrestrella, Indarte y El Freixo corre por las venas de los animales que conforman estas dos ganaderías, pero ese toque final que le da la distinción de la cara blanca a sus animales es el que mantiene en oculto Julián Carpio.
Por todo ello queríamos hablar con él, que nos explicara más sobre su vacada y el objetivo marcado a medio y corto plazo. Nuestro compañero Pablo Ramos acudió en primera persona a esta coqueta finca madrileña para fotografiar la camada y los animales que componen estas dos ganaderías, un viaje muy especial al tratarse de un proyecto ganadero que ha suscitado el interés de una afición que sigue de cerca las evoluciones de la ganadería.
120 vacas de caras blancas y otras 20 de Bellalucía en la actualidad
Una explotación que da cobijo a los dos hierros de la casa, esos que ya han conseguido un volumen importante de animales para poder trabajar con más desahogo: «Actualmente, tenemos 120 vacas de caras blancas y otras 20 de Bellalucía. Es un número importante de vacas para ser una explotación con el espacio justo. Creo que mantener ese número de hembras nos va hacer poder trabajar mejor, abriendo líneas y teniendo la oportunidad de rotar los sementales».
Un proyecto que poco a poco va sacando la cabeza gracias al apoyo de diferentes instituciones que están ayudando a la celebración de festejos menores: «No sé qué espero lidiar en próximos años, esto está complicado, pero gracias a la Comunidad de Madrid se nos están dando oportunidades muy buenas a ganaderos que estamos empezando. Si no, prácticamente habría sido imposible. Yo no habría lidiado en Vistalegre ni en sueños, pero gracias a estos nuevos proyectos se nos abren muchas puertas».
Una temporada donde en la finca madrileña se está cuidando con mimo a un ganado que tiene muy esperanzado a su ganadero. De momento ya lidiaron en Vistalegre, ahora les quedan más festejos por distintos puntos de nuestra piel de toro: «Gracias a Dios está todo vendido. Lidiaremos la novillada del Circuito de Novilladas de la Comunidad de Madrid, un concurso de recortes en mayo, algún toro para las calles en peñas y una sin caballos en el circuito Ribera de Tajuña. El resto de la camada se queda para utreros el año que viene».
Una camada no muy extensa en número de animales, por ello hay que hilar muy fino a la hora de ir a una plaza u otra: «Este año lidiaremos 14 utreros y dos novilladas sin caballos, en total tenemos unos 25 animales. Para este año no tengo toros, algo que tampoco me planteo para los próximos, quiero ir poco a poco», nos comentaba Julián Gómez Carpio.
De los dos hierros que hay en la casa, sin duda, el de Caras Blancas del Carpio es el que más llama la atención, una ganadería con una procedencia interesante que ha derivado en un tipo de animal muy particular: «Evoluciona muy bien. Ayer tentamos dos con los novilleros que lidian la novillada de San Martín de Valdeiglesias; una no fue buena, pero la otra tuvo magia en la embestida. Estamos muy contentos. También tenemos un semental en el que confiamos mucho».
Pero Julián sabe que el futuro está en diversificar la plaza con los festejos populares, es el camino para dar viabilidad a una explotación ganadera. Por el momento tiene claro como quiere dar salida a los animales de ambas ramas: «Las calles piden mucho más —y pagan más— este animal, pero nuestro objetivo es lidiar en la plaza. Esta camada de utreros del hierro ‘Caras Blancas del Carpio’ va entera a las calles. Somos una ganadería humilde y a veces tenemos que mirar un poco el tema económico para seguir sobreviviendo».
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS