En la vega toledana del Tajo, a su paso por la localidad de Añover de Tajo y de camino al Real sitio de Aranjuez, se encuentra una ganadería de gran personalidad, un hierro que cuenta con D. Antonio Sánchez Sánchez como su actual propietario y heredero de estirpe ganadera. Una sangre que hoy en día lucha por seguir sobreviviendo en un mondo en el que no se mira por determinados encastes con una gran carga genética detrás. Una divisa que data de principios del siglo XX, siendo a finales de este cuando los resultados la catapultan a un estatus mayor dentro del circuito.
Vacada que ha contado durante su larga historia con animales de varias procedencias, algo que la familia ha sabido llevar con mucho criterio para no cometer errores que afectaran en la selección: “Tengo una ganadería que compró mi padre a la familia Veragua de procedencia Graciliano, con Murube, que es de lo poco que tiene Graciliano puro, y Murube de la familia de Carmen Urquijo. En el año 89, mi padre amplió con 50 vacas de Montalvo cruzadas con Jandilla lo que dio lugar a un tipo de toro muy particular”, nos señalaba su actual ganadero.
Hablamos con un tremendo enamorado de un tipo de toro que vio en su casa desde chico antes de hacer la cruza con Murube. Un encaste que ya se da en Colombia con la ganadería de la familia Gutiérrez, la diferencia es que esta se creó con otra rama de Santa Coloma. “Hay que tener en cuenta que Graciliano es lo más puro del encaste Santa Coloma, y en la actualidad solamente lo tiene Juan Luis Fraile. Se trata de un eencaste único en peligro de extinción, de ahí nuestro afán por mantenerlo”.
Como a otros compañeros, en esta casa ganadera también golpeó duramente la pandemia y la posterior inflación, algo que obligó a quitar cabezas de ganado debido a la crisis vivida por el sector: “Actualmente, tenemos unas 70 vacas madres. He reducido bastante por la pandemia, ya que han tenido problemas de venta, de ahí que ampliara el número de cabezas de manso”, una solución que ayuda a mantener la ayudas de la PAC por número de nodrizas.
Hasta esta ganadería tan personal se fue nuestro compañero Pablo Ramos para fotografiar una camada donde se ven claramente las distintas líneas de una ganadería con un sello muy marcado, esa que posee más de 50 años de historia y que tiene en sus cercados animales con una genética muy diversa. Un espectáculo para los sentidos que tiene su mercado tanto en el festejo popular con en las becerradas y novilladas sin caballos.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS