El campo bravo es ese lugar donde aficionados y no tan aficionados deberían ir más a menudo. Conocer sus secretos, ver a los animales en libertad, disfrutar de la naturaleza… sin duda, algo que tenemos a la mano y que no siempre damos el paso para conocer. Este también es un paraje para que aquellos animalistas de ciudad se quiten los clichés y abran los ojos. Juzgar sin conocer el trasfondo de las cosas los deja en muy mal lugar y los tacha de ignorantes.
La cría del toro bravo es un ejemplo de gestión para la conservación del medio ambiente, ya que gracias a este animal se cuida el entorno natural de su hábitat. Uno de esos parajes únicos que tiene esta zona ganadera es ‘Terrones’, una preciosa finca salmantina en Narros de Matalayegua propiedad de Dña. Paloma Sánchez-Rico Clavero, donde pastan los Gamero-Cívico de Salamanca desde 1997.
Aquí la presencia del toro bravo evita el furtivismo y limita la presencia del mayor depredador del planeta: el ser humano. Atrás quedaban esos años en los que sus cercados estaban repletos de animales de sangre Contreras, ahora los Gamero-Cívico de ‘Clairac’ serían los encargados de dar vida a esta casa ganadera. Un encaste en peligro de extinción por el número de divisas que aún la mantienen en pureza.
Pero esta casa ganadera esconde secretos que muchos aficionados no conocen, esos que gracias a Rafael Basterra conocemos en profundidad. En la finca ‘Terrones’, una de las más conocidas del ‘Campo Charro’, conviven los animales bravos. Aquí los animales de sangre Gamero-Cívico pastan en libertad protegiendo un entorno único. Pero paseando por sus dependencias nos paramos para contemplar dos edificaciones muy singulares: Una iglesia del siglo XVI y un palacio arzobispal, dos edificaciones que siguen en pie gracias al cuidado de esta familia.
“La iglesia es del siglo XVI, en concreto de 1540, y está ubicada porque los propietarios de la finca “Terrones” pertenecía a la iglesia y pasó a nuestra familia con el tema de la desamortización” nos comentaba Rafael Basterra, actual ganadero e hijo de Paloma Sánchez-Rico, un ganadero que intenta conservar estas edificaciones tan importantes, las cuales forman parte desde hace varios siglos de esta familia.
Una joya arquitectónica de incalculable valor que tiene una bonita historia detrás: “El palacio grande que hay en el medio fue diseñado por el arquitecto de la catedral de Salamanca, e incluso llegó a vivir el obispo de esta diócesis. Se pueden hacer celebraciones y cultos religiosos”.
“Aquí también encontramos la parroquia de San Benito, pese a estar en nuestra linde, la propietaria sigue siendo de la iglesia” nos explicaba un ganadero que cuenta con una joya genética como los Gamero-Cívico de ‘Clairac’ y con varias edificaciones de gran importancia histórica en la provincia de Salamanca.