CAMPO BRAVO

Así embistió contra todo el toro de Miura indultado al echarlo por vez primera a las vacas


viernes 29 marzo, 2024

Se trata de un animal de Miura que ha tenido un largo proceso de recuperación hasta ser dado de alta por los veterinarios

Miura
Un toro de Miura en un corral. © Stéphan Guin

Hablar de la ganadería de Miura es hacerlo de un hierro que lleva más de 175 años apostando por un tipo de toro muy definido, un animal con unas características zootecnias distinto al resto, un tipo de animal que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder la esencia que le hizo ser quien es ahora mismo. Un animal alto de agujas, largo y con la mirada muy viva, un tipo de animal muy reconocible tanto por los aficionados como por aquellos que no son habituales en una plaza de toros.

Se trata de una familia de sombrereros que acabó convertida en leyenda del toreo. Juan Miura, de raíces familiares vascas se afincó, allá por el primer cuarto del siglo XIX, en la capital hispalense, situando su taller en la Plaza de la Encarnación y su tienda en la conocida calle Sierpes, un lugar cargado de historia ubicada en el centro neurálgico de la ciudad. Con el negocio yendo viento en popa decidió hacerse ganadero comprando una punta de vacas en 1842 a Antonio Gil.

Un tiempo después adquiriría un nuevo lote de vacas a don José Luis Alvareda, todas ellas procedentes de don Francisco Gallardo. En 1850 y 1852 se agregaron reses de doña Jerónima Núñez de Prado, viuda de Cabrera, adquiriendo en 1854 sementales de don José Arias de Saavedra rama Vistahermosa. Una amalgama de sangres que dieron origen a un tipo de toro con un sello muy especial, ese que únicamente pudo disfrutar unos 13 años un ganadero que moriría en 1855, unos seis años después de tomar antigüedad en Madrid.

Poco a poco la ganadería fue pasando de mano en mano hasta llegar en 1996 a las de don Eduardo y don Antonio Miura, haciéndose estos se hacen cargo de la divisa tras el fallecimiento de su padre. Un hierro que ha sabido mantener la sangre -sin refrescar- que Juan Miura, iniciador de la saga ganadera, introdujo en una vacada que en estos últimos años ha conseguido dos hitos importantes. Se trata de dos indultos a sendos toros de la casa en la plaza de toros de Utrera y Sanlúcar de Barrameda, dos tardes históricas donde “Tahonero” y “Guineo” hicieron honor a la sangre que les corre por las venas.

Este último ha tenido un proceso de recuperación bastante largo, estando en observación por parte de unos veterinarios que querían esperar un tiempo prudencial hasta echarlo con las vacas. Un toro bravo y noble en la plaza, pero al que había que saber manejar en los espacios reducidos. Como vemos en este vídeo publicado el pasado mes de septiembre tras una de sus curas, el astado marcado a fuego con la A y las dos asas no se encontraba cómodo en ese lugar, haciendo el amago de cornear a uno de los mansos.

Gracias a la pericia y a la experiencia de estos arroparon a “Guineo” camino de su nuevo cercado, lugar donde seguiría recuperándose de las heridas. La voz que se escucha es la de Eduardo Miura hijo, hijo de Eduardo y sobrino de Antonio, nuevo eslabón generacional de la vacada sevillana. Al otro lado de la empalizada llama a los mansos para que estos arropen al semental y lo saquen de un lugar donde no quería estar. Afortunadamente, el animal tomó a los bueyes y el amago de enfrentamiento quedó en nada.