REPORTAJE

Los percances más graves de la carrera de Morante de la Puebla


viernes 30 junio, 2023

Hace casi una semana, Morante de la Puebla fue cogido en la plaza de Badajoz de forma menos grave; hoy, recordamos algunos de los percances más serios que ha tenido en su carrera.

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Morante de la Puebla. © Alfonso Plano

Pocos aficionados hay que no conozcan o hayan visto la famosa serie de televisión Juncal, interpretada de forma extraordinaria por Paco Rabal. Este 2023 se cumplen 35 años del rodaje de esta mítica serie que enganchó a taurinos y no taurinos en aquellos años 80, donde el torero tenía a célebres figuras como Curro Romero, Rafael de Paula, José María Manzanares, Paco Ojeda, Espartaco… una amalgama de toreros que se anunciaban en todas las ferias de este y el otro lado del charco.

En la introducción de cada capítulo, y haciendo un guiño a esos toreros de comienzo de siglo, se podía escuchar: «Juncal, más artista que Belmonte, más valiente que Espartero». Rabal y Juncal eran uno solo en las escenas más toreras de la televisión, una serie que aun con el paso de los años no ha perdido un ápice de su popularidad en los aficionados. Y hablamos de Juncal porque era la viva imagen de un torero tanto por su forma de hablar como de moverse, un torero que dejó frases célebres que hoy en día se siguen usando.

Le habló a la muerte, al miedo, a las mujeres, a las prisas, al torero, pero aun con los años hay una frase que sigue coleando por los mentideros taurinos. “Mira, hay dos tipos de toreros: los de arte y los de bragueta. Los de bragueta, a cobrar; los de arte, a acompañar. Y tú tienes que ser torero de bragueta y artista, y acabar con el mundo”, sin duda una de sus frases más señaladas que ya han pasado ala posteridad.

Con el paso de los años hay toreros que han sabido conjugar ambas conceptos para convertirse en un torero total. Ese es el caso de José Antonio Morante de la Puebla, un torero eminentemente artista pero de un valor descomunal, porque para torear despacio no se puede ser un torero temeroso. Un torero que ya desde muy chico atisbaba aquello que con los años acabaría consiguiendo. Pero el sevillano ha cruzado en muchas ocasiones la delgada línea que separa el triunfo de la enfermería, un espada que ha sufrido en sus carnes la dureza de la profesión.

Pese a no ser un torero muy castigado por las cornadas, si ha recibido varias que cortaron de raíz el momento dulce que atravesaba, porque las cornadas, al menos las más graves, vienen la mayoría de las veces cuando te entregas a los animales, cuando te rompes con ellos, y eso lo ha vivido en sus carnes el cigarrero. El pasado sábado el torero cigarrero paseaba una oreja de un ejemplar de Cuvillo que lo prendió hasta en dos ocasiones, provocándole un “traumatismo torácico con hematoma a nivel de fosa renal izquierda. Auscultación normal. Dolor arcada costal izquierda, dolor tabaquera anatómica de muñeca derecha” que le impidió hacer el paseíllo al día siguiente en Alicante con los toros de Victorino Martín.

Sevilla y el grave percance sufrido por un toro de Victoriano del Río

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Morante, en La Maestranza. © Luis Sánchez Olmedo

Una de sus primeras cornadas graves como matador de toros la sufrió en La Real Maestranza de Caballería de Sevilla por un toro de Victoriano del Río. Fue el 29 de abril del año 2000 en una de las tardes más esperadas del abono. Tras cortarle dos orejas, al tercero tenía entreabierta la Puerta del Príncipe. Como contaba el añorado Joaquín Vidal en El País: “Salió con la muleta plegada en la izquierda —lo que en la tierra de María Santísima llaman er cartucho de pescao—, citó, se arrancó veloz el toro y la desplegó para darle el natural. Siguió otro, ceñidísimo, espeluznante, juntas las zapatillas; y cuando instrumentaba el tercero, el toro le cogió de mala manera, le volteó en lo alto y, caído el torero, aún hizo por él, revolcándole y tirándole derrotes con saña”. Una cornada de pronóstico grave que obligó a llevarlo de inmediato a la enfermería de la plaza.

Morante de la Puebla y la grave cornada en El Puerto

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Morante, en El Puerto. © Emilio Méndez

Tenemos que remontarnos al 7 de agosto de 2009 en la plaza de toros de El Puerto de Santa María, allí estaba toreando como los ángeles a un sobrero de Mari Carmen Camacho, cuando sobrevino una cornada en tercio medio del muslo derecho, de pronóstico grave. Fue cuando más entregado estaba ante la pastueña embestida de un animal que sacó clase en los trastos. Una faena eminentemente bella que contó con la receptividad de una afición entregada, el sevillano. En un momento de la faena, el toro pisó la muleta y al caer al suelo le infirió una “cornada de una trayectoria ascendente de 6 centímetros y otra descendente de 12, sufriendo un gran desgarro muscular en la zona abductora, tejido celular subcutáneo y rotura de múltiples colaterales de la vena safena interna” como rezaba el parte médico de Julio Mendoza Román.

San Sebastián de los Reyes y su segundo percance de aquel verano

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Morante, en febrero. © Plaza 1

Al poco tiempo de reaparecer tras el percance del puerto volvería a caer herido en San Sebastián de los Reyes por un toro de El Torreón al que le cuajó una faena de sumo temple y elegancia a derechas. Fue coger la izquierda y sobrevenir el percance al infligirle el toro del Maestro Rincón una “cornada en región interna del tercio inferior del muslo izquierdo, con una trayectoria ascendente de unos 14-16 cm, la cual entró a través de las fibras musculares rompiéndolas y provocando una pequeña hemorragia. Dicha cornada respetó el paquete vásculo-nervioso que contusiona en toda la trayectoria. Se procede a la limpieza, sutura por planos y drenaje. Pronóstico grave” según informaba el doctor Gálvez Domínguez.

Huesca y la grave cornada en un momento clave de su carrera

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Morante en Las Ventas. © Plaza 1

Pero sin duda la cornada más grave recibida por el espada sevillano en los últimos años fue la infringida por un astado de Gerardo Ortega en la plaza de toros de Huesca por un toro de la divisa onubense de Gerardo Ortega en agosto de 2013. Una faena que sin ser redonda estaba alcanzando unos niveles artísticos importantes. Como podíamos leer en las páginas de El Mundo, “El torero fue herido en las postrimerías de la faena de muleta, cuando se encontraba toreando al natural, momento en el que el animal pegó un derrote cazándole de lleno en la cara interna del muslo izquierdo, manteniéndole y zarandeándole varios segundos en el aire con el pitón dentro”.

“Cuando vi las imágenes el mismo sábado sabía que la cornada era muy fuerte, que el giro sobre sí mismo que da el torero en el aire con el pitón clavado en el muslo no ofrecía muchas dudas sobre lo que horas más tarde confirmó el parte médico emitido por el doctor Vacas” le comentaba el doctor Carlos Val-Carreres a ABC. Y es que la gran hemorragia que provocó el pitón del toro, que desgarró con tres trayectorias todo el tercio superior del muslo izquierdo del diestro, ha sido determinante tanto para su control inmediato en la enfermería de la plaza como ahora cuando el herido está siendo sometido a un tratamiento hospitalario.

Morante y inoportuno percance en La Línea de la Concepción

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Su último percance, este sin cornada, fue en la plaza de toros gaditana de La Línea de la Concepción, cuando fue volteado al realizar un pase de pecho por el toro de Núñez del Cuvillo. La forma de caer del torero, de levantarse y dolerse del hombro, hacía presagiar lo peor a un día de su comparecencia en Sevilla. Infiltrado, toreó el Domingo de Resurrección en Sevilla, decidiendo parar unos días para poder llegar a su cita nuevamente con Sevilla. Tras aparecer con el brazo en cabestrillo en la entrega de Oreja de Oro de Radio Nacional de España, dejó las siguientes declaraciones sobre su comparecencia o no en el ciclo continuado hispalense: “Entiendo que no debe haber problemas para estar presente este viernes en Sevilla”. Un problema que arrastró durante buena parte de la temporada pese a acabar con más de 100 festejos ese 2022.