El toro bravo es un animal jerárquico, lucha por el cetro del cercado y no le importa medirse con cualquiera de sus hermanos para conseguirlo. Al contrario de los animales carnívoros, no ataca para alimentarse, sino para ser el líder único de la manada. Hay ganaderías de sangre caliente y otras más de sangre fría; esto quiere decir que hay toros más propensos a las peleas y otros que no lo son tanto, aunque cuando hay cambio de tiempo la tensión se palpa sea el encaste que sea.
Hoy mostramos un vídeo de los compañeros de Toros para Todos en la ganadería sevillana de Dolores Aguirre. En este cercado hay un líder de la manada que ya demostró su supremacía sobre sus hermanos, de todos los ocho toros que hay en el cercado dos son cinqueños, toros de mayor volumen y, por lo tanto, con mayor jerarquía sobre el grupo. Por ello había hecho valer su año de más sobre el resto de los animales para tenerlos amedrentados, ahora que el volumen es similar, estos se tomaron la revancha matando a uno de los cinqueños..
Esto es un contratiempo para el mayoral, debe solucionar un problema que tiene en peligro a uno de sus toros. El propio animal se apartó del grupo para evitar nuevas represalias, el problema estará cuando se vuelvan a dar la cara. La jerarquía del toro bravo hace que el animal destronado pierda todos sus privilegios, comiendo y bebiendo el último tras el resto de sus hermanos, algo que puede hacerle perder peso y remate en una época donde su lidia está cerca. Afortunadamente hay pienso para todos y eso no va a ocurrir.
Pero el campo tiene unos códigos que los astados se conocen al dedillo y que respetan ante la llegada del líder. Ahora el cinqueño aguarda su oportunidad, está recuperándose y no tardará en intentar volver a poner las cosas en su sitio. El problema no radicará tanto en la pelea entre los dos más fuertes del grupo, vendrá cuando un tercer animal se sume a la pelea y venga por detrás: ahí es donde está el verdadero riesgo y donde se produce una baja casi segura al ir varios toros a por uno sabiendo que este anda desprotegido.
Por todo ello, si se vuelve a producir la pela, tanto vaqueros como mayorales deben estar atentos e intentar apaciguar los ánimos de los animales, esto se hace moviéndolos por el cercado para que se cansen, evitando así que los ánimos vuelvan a calentarse. Pero deberán tener mucho cuidado con ese toro que está solitario, ya que su comportamiento puede volverse violento en cualquier momento: la soledad les hace más peligrosos que cuando andan en grupo.
La gente de campo conoce a cada animal su comportamiento, su forma de actuar, por eso extreman la vigilancia cuando un toro ha sido destronado, saben que la mecha volverá a prender cuando menos lo esperen, de ahí que en muchas ocasiones tengan que tomar la medida de cambiar de cercado a alguno de ellos para evitar alguna baja. Aquí no hay acuerdo posible, radica la ley del más fuerte, por eso cada año en el campo las bajas son prácticamente inevitables.