Ya hemos hablado en otras ocasiones en este medio de los ‘viejos trucos’ que tienen los ganaderos de bravo para evitar bajas en sus camadas o que los toros pierdan kilos y no lleguen rematados a la plaza. Son distintas fórmulas que hacen que los animales estén en perfecto estado de revista antes de su embarque. En estos momentos en los que la falta de lluvias y la subida de los costes de producción están haciendo que muchos ganaderos hagan encaje de bolillos para poder lidiar una corrida en condiciones sin que les cueste un riñón, estas maniobras son más imprescindibles aún.
Pero los animales de lidia no son los únicos a los que se cuida y se mima con esmero, los vaqueros y mayorales también repasan diariamente los cercados de las vacas para ver si están todas o si hay alguna que puede tener algún problema. Esta misma labor también se hace con los machos y hembras de uno, dos y tres años, por lo tanto, se puede decir que el ganado bravo vive como un Rey, ya sea en la dehesa, la campiña, la marisma o la sierra.
En esta ocasión los miembros del programa Toros para Todos se fueron hasta la serranía rondeña para grabar varios reportajes en la ganadería de Reservatauro, un lugar único enclavado a pocos kilómetros de la inigualable Ronda. Aún es época de paridera y en uno de los lotes hay una vaca que tiene que ser atendida por unos problemas en sus pitones, los cuales se le están clavando en la cara, poniendo en serio riesgo su vida.
Para evitar llevar a todos los animales hacia los corrales se va a hacer esta labor en una de las mangás que delimitan los cercados. Mover a tantos animales los estresa mucho, más si cabe cuando hay becerros recién nacidos, por eso se va a separar a esta vaca del resto de sus hermanas para llevarla a los corrales junto a los cabestros. Una vez apartadas del resto ya se puede comenzar a trabajar con ella.
Una vez en el mueco se aprovecha para cortarle tres dedos de pitón y rociarle la herida con un desinfectante para evitar la llegada de las molestas moscas y que así cicatrice más rápido. «Tenía metido ya un dedo de pitón dentro, se estaba dando una cornada, ella así misma«, relataba el ganadero a los miembros del programa. A continuación entró otra vaca que tenía prácticamente el mismo problema, algo común en las vacas más viejas y que cierran mucho el pitón. Tras finalizar la labor, ambos animales volvieron a la cerca con sus hermanas.