El campo bravo es ese lugar donde aquellos que se denominan animalistas deberían realmente estar, una zona donde la convivencia del hombre, el toro y el caballo es más que palpable. Son parajes únicos donde se preserva la fauna y la flora autóctona de la zona en grandes extensiones donde el animal bravo es el auténtico Rey. La protección de estos entornos ayuda a conservar la dehesa, un punto donde el bosque mediterráneo se abre paso.
Pero ser ganadero de bravo va mucho más allá de ser un simple criador; ese nombre tiene detrás una gran responsabilidad por continuar el legado que tomaron de sus ancestros. Ese es el caso de Victorino Martín García, un ganadero que lleva muchos lustros apostando por un tipo de toro que ahora es un referente. Un hombre que siempre tiene en la cabeza la figura de su padre, un ganadero que llevó a la élite a una vacada que estaba abocada a la desaparición.
Ser criador de bravo es algo que se gana uno con el paso de los años; el conocimiento del animal que tienes en casa te abre un abanico de posibilidades enorme. Saber cuando están irascibles o calmados, sus querencias, su forma de aceptar el manejo diario… todo ello te ayuda en el día, y más en una explotación con tantas cabezas de ganado como esta.
En uno de los cercados anexos a las dependencias de Las Tiesas de Santa María hay un amplio corral donde se encuentran los sementales de lo dos hierros de la casa. En este cercado conviven los sementales con los becerros recién destetados y separados de sus madres. Es un lugar complejo por la variedad de animales que se encuentran en el mismo. Diversidad de capas y edades en un lugar muy especial para la ganadería.
Aquí se encuentran varios de los toros claves de la casa, animales que se han ganado la vida en el ruedo y ahora perpetúan su sangre en las vacas de la vaca. Al introducir varios sementales se evitan peleas entre ellos, siendo la convivencia más tranquila, encontrándose los becerros más relajados tras separarlos de sus madres. Es el mes de octubre, por tanto, en las próximas fechas se sacarán a los sementales para conducirlos con su piara de vacas, mientras que los becerros tendrán como siguiente paso el herradero.
‘Uruguayo’, ‘Cobradiezmos’ o ‘Cidrón’ hacen las veces de cabestros en casa de Victorino Martín al guiar a los becerros para cambiarlos de cercado. Se busca con ello que los animales están calmados y arropados por sus hermanos de camada, algo fundamental para estos días en los que el invierno se recrudece. Todo hay que hacerlo sin prisas, ya que estas provocan estrés en los animales, evitando que la labor tenga el éxito deseado.
Victorino es un hombre con una dilatada experiencia en este campo, de ahí que no deje nada al azar, todo se mira al milímetro, se buscan nuevas fórmulas que eviten peleas y que ayuden también a sobrellevar el apego que tenían los más pequeños de la casa con sus madres. Son tiempos de cambios, y a ello se aclimatan una serie de animales que deben ser el futuro a medio plazo de una de las ganaderías más importantes del campo bravo.