Muchas son las vacadas de bravo que apuestan cada año por la venta de parte de su camada para festejos populares, hierros que encuentran en las calles un aliado a la hora de dar salida a determinados machos de la camada. Atrás quedó la venta de toros con defectos y bastos de hechuras, ahora se exige un toro limpio de polvo y paja, serio y con cierta armonía. Los viajes al campo son constantes para ver la evolución de los animales adquiridos; aquí se intenta cuidar el producto al máximo, de lo contrario el acuerdo no se llega a plasmar en una venta en forma.
Uno de los municipios más activos en la compra de reses bravas es Beas de Segura, población en la que cada mes de abril se da suelta a un número ingente de toros. Se trata de una de las fiestas más arraigadas en nuestra piel de toro, esa que tiene al «toro ensogao» como protagonista, y que este año volvió a contar el pasado 25 de abril con un hierro de primera fila como es Núñez del Cuvillo. En esta ocasión ha sido la Peña Junta el Cité la que adquirió un toro de este afamado hierro para dentro de unos días en un municipio que durante sus fiestas llega a soltar unos 50 toros. Previamente, el animal pasó por la finca El Lucero, en la provincia de Toledo, propiedad de Alfredo Ruano.
Pañoleto, Aguaclara, Juncoso, Cacareo, Miraflores, Idílico, Arrojado o Juncoso son algunos de los ejemplares que han dado gloria a un hierro que nunca se ha cerrado a la hora de vender animales para las calles. En esta ocasión se ha tratado de Aguilillo, número 132, un astado del guarismo 9 (nacido entre julio de 2019 y junio de 2020) que ha tenido como destino el municipio jiennense de Beas de Segura. Allí fue exhibido con éxito el día 25 de abril durante las fiestas de San Marcos.
Núñez del Cuvillo, un encaste propio proveniente de varias de las ramas más importantes del campo bravo

Se trata de una de las vacadas más prestigiosas de España, esa que fue formada en 1982 por Joaquín Núñez del Cuvillo, sobrino del ganadero Carlos Núñez Manso. Sería a comienzos de los años 80 cuando se cerraría el trato de compra de ganadería de Jaime Osborne “Osborne-Domecq Hermanos”, sangre donde se cimentaría este proyecto ganadero de nuevo cuño. En 1985 se introdujo ganado de Carlos Núñez vía Belén Ordóñez, adquiriendo también en un lote importante de vacas y un semental de Sayalero y Bandrés puro Marqués de Domecq-Maribel Ybarra.
Pero Joaquín no se quedó ahí comprando en 1989, 1990 y 1992 compró animales de Atanasio Fernández, un lote de 50 vacas y dos sementales de Torrealta, amen de ganado perteneciente a los hierros de Juan Pedro Domecq Solís y Marqués de Domecq. Como dato a tener en cuenta tanto las reses salmantinas de Atanasio como las gaditanas de Carlos Núñez fueron poco perdiendo peso en la vacada siendo absorbidas un pequeño número de ellas dentro de la ganadería. Ya en pleno Siglo XXI se llegaron a El Grullo sementales de otras vacadas de gran relevancia para intentar potenciar una serie de líneas y buscar determinadas virtudes que no se daban en ese momento en la ganadería.