En las fincas salmantinas de ‘Valdezarza’ y ‘El Charaíz’ han pastado durante varios lustros los animales de la conocida divisa de Sayalero y Bandrés, un hierro con procedencia Dña. Maribel Ybarra y ‘Jandilla’ que durante muchos años fue solicitado por las principales figuras del toreo. Una vacada recordada por muchos, puesto que uno de sus toros, de nombre Avispado, fue el que le segase la vida al matador de toros Francisco Rivera “Paquirri”. Al igual que ocurriera con otras vacadas, esta de Sayalero y Bandrés quedó marcada por esa trágica muerte en Pozoblanco.
Fue en 2008 cuando la ganadería entonces llamada “Sayalero y Bandrés” se traslada desde tierras de Andalucía al Campo Charro; hoy día ya es solo propiedad de la familia Sayalero, que tiene otro hierro en la Unión a nombre de Ignacio Sayalero Monje, con el cual marcan pocas reses, ambos comprados a principios de los años 80, y de procedencia Domecq, vía Maribel Ybarra.
En 2021 falleció en Torremolinos a los 88 años el empresario Victoriano Sayalero López, titular de las ganaderías de Sayalero y Bandrés y Sayalero Monge. Fue empresario agropecuario en Cádiz y Salamanca, el cual estuvo durante años al frente de la vacada. Uno de sus momentos más duros fue la muerte de Paquirri en 1984 por un toro de la casa, pero también vivió momentos felices como el indulto de “Baleador” un año antes por José María Manzanares en la plaza de toros de El Puerto de Santa María. Un hombre polifacético que llegó a apoderar a figuras de la talla de Antoñete o José Ortega Cano.
Una vacada que tiene una larga e importante historia, tal como nos cuenta la web de la propia RUCTL: Fue formada en 1926 por don Heraclio Carreño con reses procedentes de Villagodio y Arribas. Posteriormente, fue adquirida por don Maximiliano Sánchez, de quien la adquirió don Juan Fraile, vendiéndola a don Carlos Arruza, que eliminó todas las reses adquiridas, comprando un lote de vacas y dos sementales de don Felipe Bartolomé y don Joaquín Buendía, variando el hierro que anteriormente tenía, y sobre el año 1956 eliminó todo lo anterior, adquiriendo un lote de vacas y sementales de la ganadería del Señor Marqués de Domecq y Hermanos. En 1967 es vendida a María Isabel Ybarra y pasa a anunciarse en 1978 “María Isabel Ybarra e Ibarra e Hijos”. En 1980 fue vendida a los actuales propietarios.
Tras lidiar cada año menos, finalmente se han quedado sin toros a los que servir a peñas y empresarios, quedando dormida una de las ganaderías que más ha llenado al aficionado en las últimas décadas.