CAMPO BRAVO

La joven ganadería brava arrasada por un incendio y por los lobos en Ávila que ha ‘resucitado’: esta es su dura historia


sábado 2 diciembre, 2023

Daniel y Luis González Reviejo, propietarios de este hierro abulense, siguen luchando por sacar adelante una vacada con más de 120 madres

Becerro
Becerro de Los Lastrones con una zarza quemada tras él. © Pablo Ramos

Desde un tiempo a esta parte un número ingente de ganaderos están sufriendo ataques continuos por parte de los lobos. Da igual el ganado que paste en esas zonas: manso, bravo, cabras, ovejas… ninguno se salva del ataque de una especie que campa a sus anchas y atemoriza a dichos ganaderos. La falta de alimento provoca que los lobos bajen de las colinas para atacar a los rebaños indefensos, algo que ha provocado un número ingente de bajas en el último año.

Una de las ganaderías de bravo que ha sufrido estos ataques es Los Lastrones, divisa ubicada en las cercanías del municipio de Cebreros, en la provincia de Ávila. Un hierro que se vio afectada por el ataque de los lobos a las vacas madres y a los becerros sin destetar en los meses de verano, aprovechando los cánidos, la coyuntura del fuego y la debilidad que presentaban las hembras. Una pérdida genética y económica insoportable para una ganadería, más si cabe en momentos donde el ganadero está siendo ninguneado y señalado por grandes lobbies animalistas.

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Varios toros de Los Lastrones.

Pese a ello, Daniel y Luis González Reviejo, propietarios de este hierro abulense, siguen luchando por sacar adelante una vacada con más de 120 madres que comenzó su andadura allá por 1985, cuando el padre de ambos, Luis González Calera, formó esta ganadería de bravo e ingresa en la Asociación. Por entonces se asocia con otro hombre de campo, Don Enrique Cabrero de Castro. Lo hacen con reses de Salustiano Galache. En 2014 Enrique vende su parte a Luis y Daniel González, estando así la totalidad de la ganadería en manos de los González. Tras ello, eliminan toda la parte anterior comprando animales de Juan Pedro Domecq y Jandilla vía Montecillo.

Como detallamos antes, esta ganadería ha sufrido en los últimos años varios golpes que han estado a punto de dejarla en la lona, algo que nunca han permitido unos ganaderos apasionados por el toro bravo. A los ataques indiscriminados de los lobos se le unió un incendio en julio de 2022, viviéndose momentos de tensión, más si cabe por el número de cabezas que estaba en grave riesgo de morir por las altas temperaturas. Ataques de lobos, incendio, la dureza de la pandemia, subida de materias primas debido a la inflación… todo un cúmulo de malas noticias que han puesto en evidencia lo difícil y duro que es ser ganadero hoy en día.

Pese a todo ello, en esta casa ganadera se sigue trabajando como el primer día, las lluvias caídas este otoño están viniendo muy bien para darle un lavado de cara a una finca que también había sufrido los estragos de la sequía. Afortunadamente, parece que las aguas vuelven a su cauce de cara a un invierno donde se empiezan a rematar los animales destinados a defender este hierro y demostrar la bravura que llevan dentro.

Con pasos cortos, pero firmes, Los Lastrones va poco a poco subiendo escalones para de cara a poder entrar en plazas importantes con la lidia de sus novillos. El mercado está como está, pero no cejan en su empeño de intentar entrar en esas ferias donde se da cita el futuro de la fiesta. Aquí se mira con esperanza a un 2024 donde hay preparadas en el campo varias novilladas, utreros serios, pero sin estridencias, animales con cuello y muy en tipo del encaste del que proceden.

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