José Antonio Morante de la Puebla vuelve a Pamplona —junto a Roca Rey y Tomás Rufo— este próximo 9 de julio con la corrida de Álvaro Núñez —debut ganadero— tras el parón obligado por motivos de salud en 2024, y lo hace con el reconocimiento intacto de una ciudad que no olvida. No solo por su tauromaquia singular y por su figura irrepetible, sino también por un gesto que marcó un antes y un después: la donación íntegra del Premio Nacional de Tauromaquia a la Casa de Misericordia, entidad que cuida de los más necesitados y que es el alma silenciosa de la Feria del Toro.
Aquel gesto sigue vivo en la memoria colectiva. En un momento en que la tauromaquia aún sufría las secuelas de la pandemia, Morante decidió destinar los 30.000 euros del galardón estatal a la institución pamplonesa, cuyo sustento depende en gran medida del ciclo taurino de julio. “Estoy contento, satisfecho y feliz por recibir este premio”, declaró entonces el sevillano, aunque no dudó en alzar la voz por lo que consideraba una injusticia: la exclusión de los toros del bono cultural para jóvenes.
“Es incongruente y difícil de calificar”, señaló el matador de toros hispalense en referencia a la medida del Ministerio de Cultura —revocada por el Tribunal Supremo por falta de justificación— de no incluir a los toros en el bono cultural de 400 euros para los jóvenes que cumplían 18 años. Y es que, como ha demostrado en más de una ocasión, defender la Fiesta también es defender a quienes más lo necesitan. Por eso, cuando decidió entregar el premio a la Meca, no lo hizo como un gesto publicitario, sino como una muestra auténtica de compromiso.

La Casa de Misericordia respondió a tal loable gesto con un breve pero sentido comunicado, en el que agradecía la generosidad del espada sevillano, subrayando que “gestos así dignifican tanto a la persona como a la profesión”. La ayuda llegó en un momento crítico: sin festejos desde 2020, la situación económica era delicada. Morante, sabedor de lo que representaba la entidad, no dudó en actuar: “Es una institución que simboliza lo que debe ser el toreo: entrega, dignidad y ayuda a los demás”, explicaba.
No era la primera vez que Morante de la Puebla cargaba contra el Gobierno. “Este es un Gobierno de incultos que compra votos”, dijo en octubre de 2021, al conocerse la exclusión de la tauromaquia del citado bono cultural. “Prefiero pasar hambre antes que pasar por tonto”, sentenció en declaraciones al diario ABC. Más allá del enfado, su mensaje dejó entrever el hartazgo de buena parte del sector taurino ante decisiones políticas que sienten ajenas o abiertamente hostiles.
Ahora, en julio de 2025, su regreso a Pamplona tras un año de ausencia tiene un peso simbólico especial. No solo vuelve el artista, sino también el hombre que, en un momento difícil, tendió la mano sin pedir nada a cambio. Y en una ciudad que valora la autenticidad y la memoria, su nombre resuena con fuerza. Porque hay faenas que se torean con alma… y otras que se firman con el corazón.
