Con la entrada del 2025 muchos eran los aficionados que centraban su mirada en los distintos festejos que se anunciaban al otro lado del charco, un volumen alto de corridas de toros donde emergía la figura del valenciano Enrique Ponce. El de Chiva había dicho adiós a la afición española el 9 de octubre en la misma plaza donde tomó la alternativa el 16 de marzo de 1990. Se iba un torero que ya desde novillero se ganó ese sitio que ocuparía una vez alcanzado el escalafón superior.
Ponce ha sido un referente para muchos de los espadas que vinieron tras él, un matador de toros que ha alcanzado cifras históricas en número de indultos y que ha salido en hombros por la Puerta del Príncipe (Sevilla), Puerta de los Califas (Córdoba), Puerta de los Cónsules (Nimes), amén de otros ruedos importantes a ambos lados del charco como la Santa María de Bogotá, la Monumental de México, las Ventas en Madrid, la Monumental de Barcelona y Pamplona o Vista Alegre en Bilbao, entre muchas otras.
Pero este adiós de los ruedos no implica que no vaya a torear más este año, sin ir más lejos este mes ha estado acartelado en los festivales de Sanlúcar de Barrameda, Albacete y Utiel, y desde el viernes estará anunciado en Algeciras, Jaén y Granada. Una vez que pasen estas fechas volverá a su vida normal, regresará al campo para disfrutar de esa vacada que formara en 1993 tras adquirir un lote de vacas de “Toros de El Torero” y otro de Hermanos Sampedro amén de varios sementales de “Las Ramblas” pura procedencia Domecq vía Salvador Domecq.

Una ganadería que pasta en la finca “Cetrina”, una explotación agrícola y ganadera localizada en el término municipal de Navas de San Juan. Amén de la explotación antes citada el valenciano también posee otra que lleva por nombre “Avenzas” donde se asienta gran parte de su olivar, En las 400 hectáreas destinadas a este cultivo intensivo crecen 53.000 árboles -aceituna picual- recogidas a finales del mes de octubre.
Tal y como informamos en anteriores ocasiones este no es el único negocio que posee el espada valenciano fuera de los ruedos, teniendo otros relacionados con la gestión de alquileres. El valenciano ha sabido invertir el dinero obtenido de sus temporadas en activo tanto en temas relacionados con el campo como otros fuera del mismo algo fundamental para poder tener una vida tranquila una vez abandonados los ruedos. El saber gestionar el capital se antoja fundamental para no tener que desandar los pasos dados y verse obligado a realizar ventas no deseadas.
La historia de la ganadería de Enrique Ponce
Para conocer la historia de esta vacada hay que que irse a la web de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia. lugar donde explica pormenorizadamente las distintas manos por donde ha pasado la ganadería ante de llegara a las manos del valenciano.
En 1990 fue vendida a don Luis Villalobos Loza, que varió el hierro y eliminó todo lo anterior, formando la nueva vacada con reses adquiridas a Martín Berrocal, herederos de Carlos Núñez y Marqués de Domecq. Tras ello, en 1992 y por fallecimiento de Luis, se anunció a nombre de sus herederos. Y es en 1993 cuando la adquiere Enrique Ponce, que a su vez cambia el hierro y elimina todo lo anterior, formándola con el citado lote de vacas de El Torero y Hermanos Sampedro con sementales de Las Ramblas.