ENTREVISTA

Jarocho, el día después (y aún sin apoderado): «Las cosas no pasan por casualidad; ojalá se interese alguien por mí»


miércoles 22 mayo, 2024

Hablamos con un joven novillero que en la tarde del pasado martes consiguió cruzar el umbral de la puerta grande de Las ventas las dos orejas del sexto de la tarde

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Jarocho, a hombros de Las Ventas. Foto: Olmedo

Pasaban las nueve de la noche y por la puerta grande de Las Ventas salía en hombros un novillero burgalés que hasta la fecha era únicamente conocido por una parte -no mayoritaria- de la afición. Se trataba de un novillero que es misma tarde se presentaba ante la afición venteña tras sumar un ramillete de festejos que le habían servido para tener contacto con el novillo antes de una cita tan importante como esta.

Valencia ya le había visto sus maneras con una novillada nada fácil de Fuente Ymbro, pero fue en Madrid con los pupilos de Ricardo Gallardo donde dio una gran dimensión. Primero daría un toque de atención ante el desclasado tercero, novillo con el que rozó la oreja tras una labor de gran inteligencia, pero sería en el sexto donde demostró que se puede salir a hombros de la primera plaza del mundo con tres series rotundas y un espadazo.

Rindió a Madrid y al toreo a sus pies en una tarde donde sus dos compañeros también pasearon oreja. Fruto de este triunfo quisimos hablar con un novillero al que ya habíamos entrevistado hace unos días a raíz de su presentación con picadores en la primera plaza del mundo. Jarocho nos confesó que no ha parado de recibir mensajes y llamadas de amigas, amén de compañeros de la prensa pidiendo solicitando entrevistas.

“Han sido unas horas frenéticas” nos comentaba el joven burgalés. “Fue una tarde muy emocionante, de esas que sueñas, pero ves complicado cumplir. Soy un afortunado por conseguir salir un triunfo tan importante, todavía estoy en una nube” explicaba. Una tarde donde el aficionado salió roto, al igual que un espada que fue capaz de convencer a una afición que se entrega cuando aquello que pasa en el ruedo tiene verdad.

Su faena al primero, con más fondo que eco, fue de esas que marcan un camino, una labor donde nunca dio un paso en falso, buscando siempre darle al animal aquello que pedía: “Por momentos me sentí torero ante un animal al que no se le podían hacer las cosas con prisa. Pese a la petición creo que no era faena de oreja, pienso que las vueltas al ruedo también son importantes en el toreo, es un premio que se está perdiendo y que siempre ha valido en esta plaza”.

Luego vino su gran faena al sexto, un novillo de Fuente Ymbro que sacó fondo permitiendo al novillero romperse con él: “Son de esas faenas que siempre guardaré en mi memoria, tanto por el rugido de Madrid como por aquello que fui capaz de hacer delante de la cara del animal. Me rompí, me entregué al animal, toreé como yo siento, como tantas veces he soñado. El toreo se basa en la emoción, en torear reunido con un animal, en romperlo por abajo”.

Jarocho dejó volar su mano izquierda para cincelar tres series donde Madrid se entregó plenamente: “Fue una faena de menos a mucho más. Al comienzo el animal hizo algún que otro extraño, no era fácil de llevarlo sometido en las telas, pero una vez que se la puse con suavidad y tiré de él se entregó totalmente. Madrid fue plenamente consciente de aquello que estaba viendo, la sentí dentro de mí y eso me dio el aliento necesario para olvidarme del cuerpo”.

Novillero con un concepto del toreo muy personal, un joven novillo que pese a su bisoñez cinceló una obra de pura caricia: “Yo sabía que tenía que ir haciendo al animal, que no podía apretarle de primeras, por eso busqué torearlo con suavidad. Soy un novillero al que le gusta hacerlo todo despacio, darle el pecho al animal y vaciar el muletazo detrás de la cadera. Toreé con las muñecas, busqué saborear cada muletazo, porque entre otras cosas nadie sabe si podrá volver a repetirse esto”.

Una labor tan breve como torera, una obra de gran intensidad con una plaza entregada: “Siempre me han dicho que en esta plaza gusta que no se alarguen las faenas, que todo se haga muy de verdad. Fueron veinte pases y la estocada. Poquito y bueno” nos comentaba el joven novillero burgalés.

Un triunfo que compartió con su padre, ese que siempre ha estado a su lado a las duras y a las maduras: “Es clave en mi carrera, tanto en lo persona como en lo artístico. Los dos sabemos por todo lo que pasamos, de ahí que mi triunfo también fuera suyo. Pasamos todos los días juntos, por eso esto es una recompensa al esfuerzo y al trabajo. Aquí las cosas no pasan por casualidad, hay que estar preparados para aprovechar la oportunidad cuando se presente”.

Jarocho desconoce si ha sonado el teléfono de cara a su inclusión nuevos festejos, este lo deja todo en manos de su padre: “Ojalá este triunfo sirva para sumar contratos, yo se lo dejo todo a mi padre” explicaba un novillero que no tiene ni apoderado. “Las cosas han venido así, yo estoy yendo de la mano de mi padre, ojalá se interese alguien por nuestra situación, pero de momento si han llamado no me han dicho nada. Yo únicamente me debo preocupar de estar lo mejor posible en la plaza, todo lo demás se lo dejo a él”.