CAMPO BRAVO

Fernando Guzmán, un centenario hierro (y baluarte santacolomeño) ‘escondido’ en la Sierra de Madrid


domingo 18 diciembre, 2022

El de Fernando Guzmán es un hierro histórico madrileño que sigue luchando por mantener el encaste Santa Coloma y preservar este comportamiento.

Toro Fernando Guzman
Toro de Fernando Guzmán de la pasada temporada. © Pablo Ramos

Hablar del encaste Santa Coloma siempre es hacerlo de romanticismo y, sobre todo, de mucho amor al toro bravo. Un encaste que fue santo y seña en los años 40, 50 y 60, pero el cual por culpa de la subida desmedida del toro acabó orillado y casi desapareciendo. Ganaderías como Joaquín Buendía, Felipe Bartolomé, Sánchez Fabrés o Coquilla entre otras se vieron enormemente afectadas.

Por eso Fernando Guzmán tiene claro que pone la pasión por encima de la rentabilidad en su centenaria ganadería. Como ya hicimos la pasada temporada volvemos a la sierra madrileña para seguir conociendo un hierro que apuesta ciegamente por la sangre Santa Coloma, una divisa que comenzó a labrar su bisabuelo y ahora sus nietos mantienen con ahínco en su finca, ubicada en Cabanillas de la Sierra, una zona idílica para el toro bravo por la ortografía de ésta.

La historia del hierro de Fernando Guzmán

Fernando Guzman
Otro toro de Fernando Guzmán de la pasada temporada. © Pablo Ramos

La joya de Santa Coloma que hoy día tiene en sus manos Fernando Guzmán se fundó en el año 1920, y tras luego verse casi disuelta en la Guerra Civil volvió a renacer de sus cenizas en 1950, cuando a ésta llegan las primeras vacas de Santa Coloma, procedentes de María Dolores Juana de Cervantes. A partir de ahí no se han salido del camino que decidieron tomar en la familia. Algo que cambió -en parte- años después tras la compra de un semental de origen Murube.

En año 1987, se traen un semental de encaste Murube adquirido al hierro de Viento Verde propiedad de los hermanos Peralta, cruzándose este con una pequeña punta de vacas de la rama Santa Coloma, a partir de ahí, la ganadería se abrió en dos partes, una pura Santa Coloma y otra con el cruce de Murube, algo que en los años 50 ya se había probado -con éxito- en la ganadería colombiana de Ernesto Gutiérrez.

Pero esa entrada de sangre Murube se eliminó en 2008 cuando se hacen cargo de la ganadería sus hermanos y él, ahí se empieza a refrescar la ganadería adquiriendo 25 vacas y un semental a Adolfo Rodríguez Montesinos. Posteriormente entraron en esta casa 25 nuevas vacas con el hierro de Flor de Jara, así como algún semental que dejó varias líneas que se habían perdido en la casa. En 2021 se volvió a refrescar la ganadería con un semental de Los Maños.

Fernando Guzman Toro
Otro astado de Fernando Guzmán de la pasada temporada. © Pablo Ramos

Hoy nos volvemos a citar con Fernando Guzmán, un enamorado del toro que tiene en casa, sabe de la complejidad de criar un animal de este encaste, pero la pasión y el amor por el toro bravo hacen que no tire la toalla. Una ganadería con unas particularidades que la hacen ser distinta al resto que tienen esta rama. Hoy conoceremos un poco más el presente y el futuro de una de las joyas genéticas que hay en nuestro campo bravo, esa que actualmente está compuesta por 80 vacas de vientre y varios sementales, un número que no descartan aumentar.

«Ha sido una temporada buena. Se ha vendido todo lo que teníamos preparado. Siempre queda algún novillo que dejas de más por si pasa cualquier cosa, pero todo lo que se tenía para vender se ha vendido. Pero ha sido una temporada bonita: hemos lidiado en la final del circuito de novilladas de la Comunidad de Madrid, hemos estado en pueblos como Viñuelas, Alalpardo… y en festejos populares de Arganda, algo que nos hacía muchísima ilusión», nos comentaba Fernando Guzmán, el cual ha podido lidiar un total de ocho toros y veinte novillos durante la temporada de 2022.

La mala noticia: poco que lidiar para la próxima temporada

Vaca Guzman
Vaca de Fernando Guzmán. © Pablo Ramos

Ahora toca mirar con ilusión y optimismo a 2023, ese en el que deben seguir dando pasos hacia adelante y conseguir poco a poco entra de una forma más continua en el circuito de novilladas: «Como el año pasado fue un año óptimo, que se vendió mucho y hubo buen mercado, de utreros no tenemos mucho, aproximadamente unos 14. Toros no tenemos ninguno, ya que los toros que teníamos el año pasado, por culpa de la pandemia, no lidiamos. Este año tenemos esos 14 animales utreros y erales unos 20 para lidiar».

Han sido momentos muy duros para los ganaderos de bravo, los cuales han visto como la falta de festejos y la subida de los costes de producción hicieron que las ganaderías se replantearan seriamente el futuro: «Ha hecho mucha mella. Esa temporada se fue colocando y regularizando el mercado, gracias a Dios, pero aquello hizo daño. Nosotros somos una ganadería de novilladas sin caballos y alguna con caballos. Ahora seguimos con nuestro mercado de las novilladas, y el cuatreño y al cinqueño tendrá que esperar que aparezca por la finca ya que lo que hemos tenido estas temporadas ha sido por culpa de la pandemia».

Vaca Brava
Otra vaca de Fernando Guzmán. © Pablo Ramos