Es sin temor a equivocarnos uno de los toreros en mejor momento del escalafón. El madrileño Fernando Robleño ha conseguido romper ese techo de cristal y entrar en las quinielas de carteles con corridas de toros de otro fuste. Un torero que siempre ha estado muy bien reconocido por la prensa y los aficionados, pero que hasta hace un tiempo no ha calado entre ese público ocasional que va y viene de las plazas buscando carteles de relumbrón.
Un espada que gracias a sus faenas a toros de Escolar y Adolfo en Las Ventas se ha ganado el poder entrar en una plaza como Pamplona, esa donde el toro es el Rey, pero en la que los toreros de la categoría de Robleño emergen y se ganan su cuota de protagonismo gracias al torero que llevan dentro. Volverá a repetir con el hierro abulense, ese con el que ha rozado la salida a hombros dos tardes consecutivas en Madrid y que ahora en Pamplona se le pone en su camino.
Fernando es de esos toreros que como el buen vino ha ganado en poso y solera durante estos casi 23 años como matador de toros. Un espada que parece seguir la estela de un Diego Urdiales que durante muchos años se fajó con la más fea hasta conseguir romper ese techo de cristal que le separaba de ese tipo de corridas y carteles donde todos los toreros quieren estar. Ahora le toca Pamplona, una plaza donde tendrá que volver a dar la cara para volver al año siguiente. Francia ya lo tiene apuntado en rojo, y otras plazas de nuestra piel de toro lo anunciarán en sus ferias a partir de verano.
Pamplona es de las pocas plazas que aún sigue siendo justa con aquello que se hace en el ruedo, por eso, Robleño estará anunciado en San Fermín con una corrida a la que le tiene cogido el pulso. Una ganadería que ha ganado en regularidad tras la pandemia lidiando toros extraordinarios y otros más complejos que le hicieron sacar esa tauromaquia tan necesaria para poderle a ese tipo de animales. La próxima parada será por julio en la capital navarra, ojalá, haya o no haya triunfo, las empresas le den el hueco que se ha ganado para que pueda entrar en esas plazas donde un gran sector de la afición le espera ver hacer el paseíllo. En Sevilla ya hay aficionados que lo demandan como en su día lo hicieron con Urdiales o De Justo, seguramente Ramón Valencia ya habrá tomado buena nota para ese boceto que suele hacer previo a la confección de los carteles.
Robleño, una carrera digna y sincera sin los focos mediáticos de los carteles de mayor boato
Pese a no estar anunciado en las tardes de boato, Fernando está poco a poco dando pasos hacia adelante para empezar a entrar en ellos. Suena raro decirlo en un torero que tomó la alternativa en Torrejón de Ardoz (Madrid) el 20 de junio de 2000, de manos de Morante de la Puebla y en presencia de El Juli, con toros de Torrealta, Un torero que pese a tener una alternativa de lujo nunca ha tenido la oportunidad de entrar con asiduidad en carteles de fuste.
Confirmó la alternativa en Las Ventas el 22 de Julio de 2001, con “Servicioso II” de la ganadería Valverde, su padrino fue Canales Rivera y el testigo Manuel Bejarano, cortando una oreja. Una tarde donde se vio la capacidad de un torero que pese a triunfos continuados en esta plaza lleva más de 20 años buscando que se le dé el hueco que merece. Sin ir más lejos, Robleño tiene a sus espaldas dos puertas grandes en la primera plaza del mundo, algo que muchos otros toreros mejor considerados por las empresas no han llegado a conseguir.
Faenas inolvidables en Las Ventas que le dieron la motivación necesaria para no morir en la orilla. Tardes en San Isidro u Otoño donde dejó patente que sabe torear como pocos y que entiende a las mil maravillas todo tipo de encastes. Pero el problema —como el de muchos otros— ha sido la espada, esa que se le llevó varias puertas grandes en su plaza, esa que le hubiera catapultado a todas las ferias. Pero el tiempo le ha dado la razón, y aun con ese handicap del fallo a espadas le ha colocado en una situación inmejorable para encarar el verano taurino de 2023.
Sin duda su año fue el de 2022, dos puertas grandes ante toros de Conde de la Maza el 21 de abril y Victorino el 13 de octubre. Dos tardes donde el madrileño saboreó esa salida a hombros que tanto se le resistía. Pero ahí no quedó la cosa, en pleno San Isidro su faena a “Ojos Bellos” de María Olea fue de las que el aficionado recordará durante mucho tiempo. La oreja cortada supo a triunfo de los grandes.
Francia también ha sido una tierra que ha tenido en cuenta a un torero que este año ha acabado de entrarle por los ojos a un buen número de aficionados. Su toreo trasmite esa personalidad y solera que tenían los toreros antiguos, pero sin perder ese concepto que siempre se le vio desde novillero y que ha ido puliendo hasta convertirse en un tipo de torero con un sello de distinción. Esa que se vio en su encerrona con 6 toros de José Escolar el 15 de Julio de 2012 en Ceret, una tarde donde cosechó un gran triunfo reconocido por los aficionados y los medios de comunicación, cortando cuatro orejas y saliendo por la Puerta Grande.
Ahora que parece que las tornas empiezan a cambiar, Robleño sabe que es el momento para no abandonar ese concepto que le ha llevado a ser un referente dentro de los aficionados. Por todo ello sabe que su camino es el marcado hasta ahora, ese que le ha llevado hasta el lugar que ocupa actualmente. Ahora toca nuevamente Escolar, luego ya veremos, lo único claro es que Fernando Robleño ha conseguido subirse a la ola correcta, esa que si la suerte y la espada le acompaña le debe llevar a las principales ferias de España y Francia