Muchos han sido los inventos que se han implantado en el campo bravo para evitar las bajas de los toros de saca. Hace casi 20 años Ricardo Gallardo implementó un sistema de fundas en los pitones que evitaba cornadas mortales en la ganadería, algo que con el tiempo han implantado -con mejoras- prácticamente todos los ganaderos de bravo, los cuales han conseguido que las camadas lleguen a lidiarse sin problemas.
Evidentemente, las fundas no evitan todos los males; hay ganaderos que no les gusta ponerlas por el manoseo que sufren los animales, y otros, aun poniéndoselas, buscan soluciones para que los toros no se peguen. Aquí entra la labor de los añojos, animales que calman a los toros cuando estos andan a la gresca. Su mera presencia hace que los toros no se peguen con tanta asiduidad. Pero muchas veces el problema no radica en los toros del propio cercado, sino en el de enfrente.
Para ello, el ganadero sevillano Fernando San Pedro ha ideado un sistema por el que los toros no se acercan al vallado para darse la cara con sus hermanos. Cuando los animales cumplen los cuatro años, los ganaderos los separan en función de la categoría de la plaza a la que van, dividiendo la hegemonía y creando subgrupos, momentos donde sale un nuevo jefe de cercado. Pero éste no olvida a sus contrincantes, de ahí que muchas veces se den la cara con sus hermanos de cercado.
Las peleas son continuas y el trabajo para mayorales y vaqueros es arduo para separarlos, por eso Fernando Sampedro electrifica las vallas de los cercados. Con esto consigue que los animales no se den la cara y evitar así las peleas. Al tocar el alambre, éste emite una pequeña descarga que hace que el toro se aleje. En total, 4.000 voltios evitarán que los toros busquen pelea,:el animal al notar el pinchazo se cuidará muy mucho de no volver a acercarse a ese vallado.
Pero esta fórmula no se usa únicamente para evitar peleas: los toros son muy curiosos y juegan a meter la cabeza en los alambres, y de tanto enredar con ellos, éstos acaban partiéndose, creándose aquello que en el campo se llama portillo. Esto también es muy usual que se dé en cercas con añojos y erales, no dándose tanto en vacas, ya que los ganaderos suelen separar las cercas donde están las hembras para evitar que cualquier macho entre en el cercado y cubra a una hembra.
Otras ganaderías para evitar estos problemas hacen un doble vallado, y con esto consiguen que sea mucho más difícil que los toros de los cercados contiguos llaguen a romper las vallas y empezar una pelea a muerte. Son las distintas formas que tienen los ganaderos para evitar las bajas, algo que por mucho empeño que le pongan siempre aparecen. En una ganadería brava siempre hay que estar atentos por si surge algún problema que obligue a los hombres de campo a tomar soluciones drásticas, aquí implora la ley del más fuerte.