Dicen que los sueños se cumplen, y eso es precisamente lo que le ocurrió al toledano Francisco Camino, un «loco aficionado» -como así mismo se define- que desde pequeño siempre tuvo en la cabeza convertirse en ganadero de bravo. Con el paso de los años, poco a poco vio más cerca un objetivo que tenía marcado entre ceja y ceja. El trabajo y la perseverancia dieron sus frutos, consiguiendo hace unos cinco años emprender este viaje tan especial para él.
Con raíces en el mundo ganadero de manso, Francisco ya tuvo contacto desde chico con los animales, pero aun gustándole el manso veía que aquello que verdaderamente le llenaba era ser ganadero de bravo. Poco a poco y con el paso del tiempo, el objetivo parecía que se difuminaba en el horizonte, pero él sabía que llegaría cuando las piezas encajaran. Y así fue, en cuanto tuvo la posibilidad, se echó al monte sin mirar atrás y adquirió su primera punta de vacas.
Por todo ello queríamos hablar con él, saber como continúa este proyecto, los objetivos que se marca a medio y corto plazo, más si cabe en una época tan dura como la actual marcada por la recesión económica y una inflación disparada. Un tiempo donde las materias primas han subido mucho, alimentar al ganado se ha convertido en un bien de lujo, algo que los ganaderos pagan con su cartera, teniendo muchos de ellos que cerrar el chiringuito o vender cabezas.
Los inicios de la ganadería
«Son momentos duros por la situación que hay, pero este era mi sueño desde chico y sabía que no iba a ser un camino de rosas precisamente», nos comentaba Francisco nada más empezar la conversación. Para muchos sería una locura hacerse ganadero ahora, pero los ganaderos miran más allá, una vez que tienes inoculado el veneno no hay antídoto posible.
Una ganadería joven y cortita respecto a las cabezas que ahora la componen: «De momento hay que ir paso a paso, esta ganadería es corta, muy corta, es un pequeño capricho que quise darme y de momento vamos poco a poco conociendo aquello que tenemos. Actualmente, tenemos un único lote de vacas con un semental, todo procedencia Conde de Mayalde«.
«Yo, desde pequeño, soñaba con ser ganadero de bravo. Yo quería una puntita de vacas y al final lo he conseguido. En 2018 hicimos el primer herradero, fue un momento que llevaba soñando toda la vida. No herramos muchos animales porque adquirimos una pequeña punta de vacas, pero para mí es suficiente por el momento«, nos comentaba Francisco.
Una explotaciñón ganadera que está ubicada en el término municipal de Menasalbas, en Toledo, un lugar muy significativo para este ganadero: «Mi familia materna siempre ha sido ganadera de manso, porque en Menasalbas hay muchas ganaderías -hay censadas 80.000 cabezas-, pero mansas. Un amigo se enteró que yo quería montar la ganadería, por lo que compré una punta de 25 vacas y un semental a Don Rafael Finat, de Conde de Mayalde, para empezar esta aventura».
La divisa de Los Candiles
Francisco tenía claro desde el principio el hierro que quería formar, la divisa que iban a lucir sus animales, pero todo cambió cuando falleció su madre: «Mi divisa quería que fuera amarilla y roja porque me siento muy español, pero fallece mi madre, que era pilar de mi vida, y tuve que modificar la divisa: la hice blanca y negra” un cambio significativo ya no tanto por los colores, sino por rendir homenaje a esa mujer que le dio la vida».
Pese a ser una ganadería corta, Los Candiles ya ha debutado en festejos menores, sin ir más lejos el año pasado lidiaron en Escalona y Villaseca de la Sagra, dos plazas donde el resultado fue satisfactorio. Tras los buenos resultados se mira con mayor optimismo al 2023: “Este año volveremos a Villaseca de la Sagra para lidiar en el Alfarero de Plata, una novillada sin caballos tras el buen resultado del pasado año. También tenemos animales para algún festejo más, los animales son los que son y no hay tantos como para poder prodigarnos en más plazas”.
Una ganadería que comenzó su andadura como ganadero antes de la pandemia: “Nuestra primera novillada fue el pasado 2 de septiembre de 2019 en Menasalbas, Toledo, con cuatro erales para Sánchez Vara y U ceda Leal. Sánchez Vara se portó muy bien conmigo, le brindó un toro a mis hijos, paseando cuatro orejas y un rabo. Le dieron incluso la vuelta al ruedo a un “Chorlito” número 4, fue un día que recordaremos siempre. La complicación de uno en su tierra es que puedes fracasar o triunfar, y gracias a Dios triunfé”.