De un tiempo a esta parte han sido multitud de fincas ganaderas las que han abierto sus puertas a los visitantes para contar las bondades del toro bravo. Si bien es cierto que durante muchos lustros los ganaderos han sido reacios a la entrada en sus ganaderías de personas ajenas a la misma, ahora esto se ha convertido en un negocio del tal magnitud que rara es la ganadería que da la posibilidad de pasar un día entre los toros, disfrutar de un tentadero, o conocer la historia de la vacada.
Un paso adelante que dieron hace casi 30 años en el ‘Cortijo Arenales’, propiedad en aquellos tiempos de la familia Sainz de la Maza y donde pastaban los añorados y recordados animales de la vacada conocida popularmente como El Conde de la Maza. Allí se le daba la oportunidad al visitante de probarse delante de una añojita y de visitar las instalaciones de una ganadería con un número importante de cabezas de ganado.
Hoy en días las visitas están a la orden del día, existiendo varios tipos dependiendo del número de personas y aquello que quieran realizar. Visitas en grupo donde los aficionados y los más neófitos reciben información sobre el sexto de los animales, su edad, su función en la ganadería… todo para que estos comprendan de primera mano lo que significa ser ganadero de lidia. Como se suele decir “cada maestrillo tiene su librillo”, de ahí que las visitas varíen en función de la ganadería
Una de las zonas ganaderas con mayor número de vacadas censadas es la provincia de Sevilla, un lugar donde las ganaderías se reparten en zonas de marisma (Partido de Resina -de la que puedes reservar tu visita a través de este enlace– o Francisco Campos, antes Hato Blanco), Campiña (Miura o Murube) y Sierra (Juan Pedro Domecq o Luis Algarra –en este enlace se reservan las visitas-). Luego existen otras zonas de la provincia donde el toro bravo se erige como emblema para el aficionado, siendo este un lugar de peregrinaje para los aficionados.
Dolores Aguirre, Juan Pedro Domecq, Osborne… abiertas a visitas
Entre los pueblos de Lora del Río y Constantina (A-455) pastan los hierros muy del gusto del aficionado como de Las Monjas o Dolores Aguirre (que puedes visitar de esta forma), dejando al margen derecho de la carretera una de las fincas propiedad de la familia Martínez-Conradi que estos poseen en la provincia de Sevilla. Pero si hay una zona donde proliferan las vacadas de bravo en la carretera que une el Pueblo de El Garrobo y El Castillo de las Guardas, una N-433 que nos lleva hasta tierras onubenses de Aracena, lugar donde se encuentra la ganadería de El Parralejo.
En esta zona podemos encontrar un amplio número de fincas que ofrecen la posibilidad de conocer cómo vive el toro de lidia en su hábitat natural, siendo estas una de las actividades que más aceptación está recibiendo es el turismo taurino. Desde Aguadulce, en las primeras estribaciones de la Sierra, hasta Juan Pedro Domecq (cuya visita se puede reservar en este enlace), último pueblo de la provincia con ganado bravo antes de adentrarnos en Huelva se pueden encontrar vacadas de la talla de Fernando Sampedro, Buenavista, Gabriel Rojas, Osborne (también se puede visitar) o Toros de la Plata entre otras.
Pero antes de llegar a la Venta el Alto hay una serie de vacadas que quedan escoradas al margen derecho e izquierdo de la E-810, más conocida como Autovía de la Plata. A sólo veinticinco minutos de Sevilla se encuentran las primeras ganaderías de bravo, bien en Las Pajanosas o en Gerena. En la primera de ellas se encuentra el hierro de Soto de la Fuente (margen derecho, hierro que también ofrece visitas) en la N-630, carretera que acaba llegando hasta la citada Venta el Alto. En el término municipal de Gerena (margen izquierdo) hay dos hierros históricos del campo bravo: Marqués de Albaserrada (puedes reservar tu visita en este enlace) y Lora Sangrán.
