Una de las anécdotas narradas hace unos meses por Alejandro Talavante en el restaurante Puerta Grande de Madrid durante para estar presente en el ciclo de tertulias invernales que organiza la Asociación El Toro por la cual ya habían pasado toreros como Morante de la Puebla, Emilio de Justo o Juan Ortega.
La pandemia dio un golpe muy duro al mundo del toro: durante 2020 el panorama se puso muy negro, recuperándose algo más en 2021, una temporada en la que pese a las restricciones subió considerablemente el número de festejos. Pero había un drama de grandes dimensiones en el campo bravo: muchos animales tenían como destino el matadero y no una plaza de toros. Un matadero en el que encima los precios eran muy bajos comparado con lo que costaba criar a un animal durante cuatro años.
La pandemia también golpeó al sector de los novilleros, los cuales ya venían viéndose muy perjudicados temporadas atrás por culpa de los elevados costes que tiene montar una novillada. El Covid puso el resto y dejó orillado a muchos jóvenes que soñaban con poder hacer el paseíllo y demostrar sus cualidades. Son el futuro de la tauromaquia y quizás eran a los que menos caso se les hacía.
Debido a ello se le preguntó cómo pasó la pandemia Alejandro Talavante, ganadero desde hace más de 10 años en su finca oliventina. Allí, con ganado de procedencia Núñez del Cuvillo y Garcigrande, ha capeado el temporal de la mejor forma posible. Le ha servido para seguir en contacto con el toro. Un torero que tuvo un gran gesto con esos novilleros que veían como pasaban los meses y no tenían la oportunidad de torear en las plazas. «No tengo trayectoria como para hablar de mí. Es algo que me ilusionaba desde que era niño, pero ahora la tengo muy enfocada en mis entrenamientos y en las novilladas, o incluso en la pandemia cómo tenía allí bastantes utreros y toros, y aproveché para llamar a novilleros o toreros que lo necesitaban y apoyar su carrera en momentos difíciles en los que no iban a torear nada», explicó Talavante.
Sin duda el torero extremeño, consciente de la problemática de los novilleros, apostó por ellos en un momento difícil. Sabe que la base del torero son los novilleros, por ellos se volcó con éstos en su casa. Hubiera sido fácil mirar hacia otro lado pero no lo hizo. Un gesto a tener muy en cuenta que, al menos, ayudó a paliar el problema de los festejos en la plaza para esos novilleros que buscaban un pitón como agua de mayo.