Los principios de la ganadería de Gerardo Ortega fueron a partir de la división realizada en el año 1937 de la ganadería de don Juan Pedro Domecq Núñez de Villavicencio, antes Veragua, cuyo lote correspondiente a don Salvador Domecq Díez lo adquirió en 1938 don José Enrique Calderón Serrano. Tras su fallecimiento, el lote correspondiente a doña Carmen Calderón Alcalde, fue adquirido en 1949 por don Gerardo Ortega Sánchez. Y casi quince años después, en 1963, compró Gerardo Ortega al Marqués de Domecq un gran lote de vacas y dos sementales y, una década después, cedió la ganadería a sus hijos don José y don Francisco, quedando finalmente Francisco como único propietario en 1984 que cede todo un año después a su hermano José.
La ganadería se compone con vacas y sementales del Marqués de Domecq y un lote de vacas de don Juan Pedro Domecq y de don Luis Algarra Polera. En 1994 adquieren tres sementales de la ganadería de “Los Guateles, S.A” y en 1999 se elimina la sangre “Marqués de Domecq”, manteniendo pura la procedencia don Juan Pedro Domecq y Díez. En el año 2001 pasa al cargo de esta ganadería, Gerardo Ortega Rodríguez, nieto de Gerardo Ortega Sánchez, siendo ya la tercera generación ganadera. Mantiene el hierro, divisa, pero modifica la denominación por la actual de Toros de Gerardo Ortega.
La ganadería se sitúa en Santa Olalla del Cala, Huelva, en el Parque Nacional Sierra de Aracena. Se compone de dos fincas “Los llanos de Vallebarco” y “Los Cabezos”, en la primera es donde se encuentran los machos y así explica Gerardo Ortega la ubicación de las fincas y la idoneidad del lugar para la cría del toro: “Estamos más cerca de Sevilla que de la provincia de Huelva, en la Sierra de Aracena y creo que la sierra es un sitio que es bueno e incluso idóneo para el toro ya que los adapta, los endurece y los hace más recios en cuanto al comportamiento. Al animal lo endurece al igual que a los dueños”, bromea en su explicación Gerardo. Continúa el ganadero describiendo a su toro y el mantenimiento en cuanto a la idea de toro que se ha buscado dentro de su ganadería: “Intento que mi toro sea bonito y que se mueva, que lo haga lo mejor posible y luego no nos suponen un gran coste su mantenimiento. Por lo que son buenos, bonitos y baratos. Además, intento mantener el toro que tenemos en la cabeza desde hace 30 años, que tenga transmisión, que se mueva y humille. Y que sobre todo de espectáculo, que es lo que mueve todo esto”.
«No lidio en plazas desde hace seis años…»
Gerardo Ortega Rodríguez habla con Cultoro sobre los pasados años y la dura decisión que tomó ante los precios del toro en la plaza: «No lidio en plazas desde hace seis años. El cambio de las plazas a las calles fue porque me planteé que no quería dedicarme más al tema de plazas ya que, desgraciadamente, la situación del toro hace ya unos 7, 8 o 9 años fue a peor por el descenso de los festejos que había y consideré que era mejor ser cabeza de ratón que cola de león”, gran uso de este refrán español para expresar una difícil decisión ante los tiempos que transcurrían.
Más adelante, durante los años de postpandemia se acusaron las grandes consecuencias que atraviesan todas las ganaderías de bravo en España, esta casa lo vivió duramente y así lo transmite el ganadero: «Nosotros estuvimos sin vender nada durante dos años. Esto ha sido un antes y un después y todavía estamos pagando las consecuencias. No es una profesión fácil, aunque haya pasión, con la pasión no se pagan las facturas».
Muchos de los ganaderos deben tirar de otros negocios u otros tipos de explotación ganadera para poder subsistir y Gerardo es uno de ellos: «Tenemos una explotación agropecuaria en la que tengo más sectores, si tuviese que vivir del toro pues imagínate… Tenemos estación de corcho, cochinos de pata negra, vacas mansas, etc. Es una explotación más completa».
Por otro lado, repasando la temporada pasada el ganadero comenta el balance final del 2022: «Yo lidio todos los toros para las calles de la Comunidad Valenciana. Aunque, el año pasado lidié en Coria de Cáceres, pero el 90% de los animales fueron a Valencia. El resultado de la temporada ha sido muy bueno y estoy muy contento porque gracias a Dios nunca me sobran toros, lo tengo todo vendido, las rentas funcionan y creo que esa es la clave, si lo vendes es porque la cosa irá bien».
Un 2023 cerrado con las peñas de Valencia
A día de hoy, la ganadería está formada por 500 animales en total: unas 150-160 son vacas de vientre, entre 8 y 10 son sementales y el resto son toros para vender entre este año y los venideros.
Gerardo confirma para dónde van a ir los toros de la camada 2023: «Toda la camada irá a las calles, igual lidio algunos erales o alguna novillada, pero básicamente va todo a la calle. Hay fechas cerradas, pero como son cosas de las peñas valencianas deciden ellos el cuándo anunciarlo y eso hay que respetarlo».