El siguiente hecho ocurrió hace dos fines de semana en la finca El Palomar, situada en el término municipal de Guadalix de la Sierra. Aprovechando el buen tiempo, muchos fueron los aficionados que se acercaron a esta zona para disfrutar de una jornada en plena naturaleza. Este es un camino que parte la finca de la ganadería de Victoriano del Río, dejando a un lado de la carretera a los toros de saca, unos imponentes animales que pastan tranquilamente en su cerrado.
Pero la curiosidad de muchos les lleva a pararse junto a ellos y a disfrutar de este majestuoso animal. Pese a los carteles que advierten del peligro de acercarse a estos animales, muchos son los que desoyen esa advertencia y se acercan al muro de piedra que separa el camino del cercado donde habitan estos animales. Así pudimos verlo en un vídeo publicado en la red social TikTok de un aficionado que no dudó en filmar a uno de los toros más imponente de la camada.
El toro, ajeno a lo que ocurría al otro lado de la pared de piedra, comía tranquilo, sin inmutarse cuando al ver la sombra del aficionado se asustó dando un respingo. Se trataba de un toro negro de imponente arboladura y herrado con el número 84 en el costillar, un animal que tras ese susto inicial no apartó su mirada de este aficionado que seguía grabándole. El animal se paró y desafiante parecía pedirle que le dejara tranquilo.
Pese a no estar dentro de su territorio, el astado no estaba cómodo con la situación a pesar de no hacer gestos ostensibles de enfado. Pese a tener una pared de piedra de por medio, ésta no era de altas dimensiones, por lo que un toro de ese volumen podía darle un susto si decidía arrancarse hacia él. Afortunadamente, el animal continuó andando por su cerca junto al resto de sus hermanos, que no se percataron de la presencia de este aficionado.
Muchas son las ganaderías que tienen un camino —servidumbre de paso— que separa la finca en dos, caminos que los fines de semana son transitados por muchos ciclistas y gente que gusta de dar un paseo por la sierra. Esto supone una incomodidad para los toros, ya que no les dejan estar relajados. El problema viene cuando son las motos las que pasan por esos lugares, las cuales alteran a unos animales que deberían estar acostumbrados a la tranquilidad.
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